Santiago (Martes, 08-03-2011, Gaudium Press) «40 días para cambiar historias, de ti también depende», es el lema con que este miércoles de Ceniza la Iglesia chilena da inicio al tiempo litúrgico de Cuaresma y con ello también a la tradicional campaña solidaria Cuaresma de Fraternidad, que en esta versión está dirigida a apoyar a jóvenes en situación de riesgo social.
Así lo dio a conocer la mañana del lunes 7 el Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile y Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, en compañía de un representante del Consejo de la campaña, el presbítero Rodrigo Tupper, y de un grupo de madres adolescentes participantes del programa de Iglesia «Ayudando a Crecer».
En conferencia de prensa, el prelado recordó que Cuaresma es un período de reflexión y preparación a fin de experimentar en profundidad los misterios centrales de la fe en Semana Santa. «Un modo muy fecundo de prepararnos para la Pascua de Cristo es llevando una vida austera y sencilla, junto a un esfuerzo especial para compartir nuestro dinero con aquellos que más necesitan», dijo.
En relación al objetivo de la campaña de este año, monseñor Ezzati destacó: «Nos preocupa que los indicadores de empleo, de pobreza y de indigencia sean considerablemente mayores entre adolescentes y jóvenes. Como sociedad tenemos una deuda importante en esta materia; por esa razón son una prioridad principal para la Iglesia y por eso son los destinatarios de la Cuaresma de Fraternidad».
Por su parte, el padre Tupper precisó que «Hoy no queremos mostrar a los jóvenes vulnerados en su contexto más oscuro, en la soledad de la cárcel o el desamparo de la droga. Hoy queremos contar historias en que triunfa la vida, historias de superación y resurrección de tantos jóvenes que han vencido el sufrimiento de la falta de oportunidades, gracias a la ayuda generosa de esta campaña».
Cuaresma de Fraternidad es una campaña económica que se promueve durante los cuarenta días del tiempo cuaresmal en todas las parroquias, capillas y colegios del país. Con los fondos reunidos, la Iglesia financia un centenar de proyectos sociales destinados a mejorar las condiciones materiales de miles de jóvenes, quienes gracias a esta red de apoyo integral pueden optar a mejores oportunidades de vida.
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