Lima (Jueves, 10-03-2011, Gaudium Press) Desde hace 10 años, y «por fuerza de ley», cada 25 de marzo se conmemora en Perú el «Día del Niño por Nacer». Con ocasión de esta fiesta, que se celebra justamente en la solemnidad de la Anunciación del Señor, la Comisión Episcopal de Familia, Infancia y Vida del Episcopado Peruano, dio a conocer el mensaje «Mi vida está en tus manos», en el cual invitan a los fieles de su país a construir una cultura de la vida.
«Esta solemnidad litúrgica es ocasión privilegiada para celebrar el surgir de la vida del ser humano como don maravilloso de Dios (…) Al encarnarse en el cuerpo de María, por obra del Espíritu Santo, Dios se confía al cuidado de la Mujer. Este mismo acto de confianza, tan humano y tan natural, se repite en cada concepción, cuando un ser humano inicia su existencia siendo una célula. Como si esa nueva creatura, el niño por nacer, dijera a la mujer -y en ella a la humanidad toda- ‘mi vida está en tus manos'», resalta la Comisión.
Más adelante, en la misiva, los obispos también subrayan que cada persona es responsable de la vida del niño desde los primeros instantes de su existencia: «en primer lugar la mujer que lo lleva en su seno, su madre; luego, los más cercanos a ella; y en última instancia, la sociedad toda, en especial los elegidos para dirigir los destinos de la nación peruana».
Igualmente, recuerdan a sus fieles que la ciencia ya ha confirmado lo que el sentido común dice, y es justamente que «así como niño es el que nace, niño es aquel ‘por nacer’; que la vida del ser humano -y por ende su derecho a vivir – no se inicia recién ‘cuando nace'».
En este sentido, como continúa la Comisión Episcopal el mensaje, «no considerar al niño por nacer como parte de la realidad en que vivimos, no considerarlo en la toma de nuestras decisiones -incluidas las políticas-, es darle la espalda a lo que el conocimiento científico ha ido aclarando más en los últimos años, y que hoy forma parte de lo que todo hombre y mujer del siglo XXI debería saber sobre sí mismo: que comenzó a existir siendo una célula, que la estrecha relación con su madre se inició en ese instante, cuando descendía y se anidaba en sus entrañas, mientras ella aún no era consciente de su silenciosa presencia».
También hace referencia sobre el hecho de no respetar la vida desde su momento mismo de su concepción al señalar que «es de mentes ignorantes y contrarias a la verdad el afirmar que al niño por nacer ‘no se le puede considerar ser humano’ o que ‘es de menor valor que la madre y sus intereses’, sólo porque no ‘ocupa’ un ‘lugar’ en el mundo que habitamos, o porque la mujer decide no acogerlo en su cuerpo, alumbrarlo, amamantarlo, cuidar de él, en suma, ser su madre».
Asimismo, se destaca en el mensaje que la vida del niño, desde que es concebido, no es materia sólo de estudios científicos, sino que es igualmente una fuente de derecho, el cual «traza límites que no pueden traspasarse, porque existe lo que es justo por naturaleza, que antecede toda legislación dictada por hombres».
En este sentido, la Comisión de Familia, Infancia y Vida advierte enfáticamente que «una ley que avale el aborto provocado -aunque sea sólo ‘en algunos casos’ – no es un derecho sino una injusticia. El derecho que deja desprotegida a una vida humana se pone en tela de juicio a sí mismo».
«Invitamos, pues, a todos los peruanos a que con sus decisiones se comprometan en la construcción de una cultura de vida y escuchen la voz de todo niño peruano que está en espera de nacer y que nos recuerda: ‘mi vida está en tus manos'».
Con información de la Conferencia Episcopal Peruana.
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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