jueves, 21 de noviembre de 2024
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Arquidiócesis de Florianópolis despide a nuevo Arzobispo Primado del Brasil

view.jpgFlorianópolis (Martes, 22-03-2011, Gaudium Press) La Arquidiócesis de Florianópolis, en Brasil, reunió en los últimos días, 16 y 18 de marzo, a millares de fieles para las celebraciones de despedida de Mons. Murilo Krieger, quien estuvo al frente de la Arquidiócesis brasileña nueve años y será transferido para la Arquidiócesis de Salvador, diócesis primada del Brasil. Su nombramiento para la esta Arquidiócesis fue anunciado el pasado 12 de enero y la posesión del nuevo cargo pastoral ocurrirá el próximo 25 de marzo, en la Catedral Basílica, situada en el Centro Histórico de la capital del Estado de Bahía.

La primera celebración de despedida, realizada en la noche del 16 de marzo, en el Centro de Evangelización Angelino Rosa, contó con la presencia de más de cuatro mil fieles. La ceremonia tuvo la participación de sacerdotes, diáconos y de los fieles que fueron para dar el adiós a Mons. Murilo y agradecer por sus nueve años de episcopado.

En el saludo inicial de la Santa Misa, Mons. Murilo dijo que no irá solo a la ciudad de Salvador, sino que llevará todas sus experiencias, todo lo que vivió e hizo en la Arquidiócesis del estado de Santa Catarina. El prelado también resaltó: «Espero que con mis actos, acciones u omisiones no haya perjudicado a nadie». Durante la homilía, Mons. Murilo recordó, sin ser presumido, que se identifica con el profeta Jonás, que obedeciendo la orden recibida «Levántate… ponte en camino a la gran ciudad… anúnciale el mensaje que te voy a confiar», alcanzó la conversión de todo el pueblo.

«Me sentí bien aquí en la Arquidiócesis de Florianópolis. Esta es mi casa. No siempre conseguí hacer lo que debí o quise hacer. Tengo confianza de que Dios, en su bondad y misericordia, suplirá lo que es fruto de mis limitaciones», declaró.

El Arzobispo también se refirió a lo que vivió en la Arquidiócesis durante su episcopado: de las alegrías, citó el 15º Congreso Eucarístico Nacional, realizado en mayo de 2006; de las tristezas, recordó las inundaciones de 2008. Habló también de los obispos, los sacerdotes, los diáconos, que ordenó y que convivieron junto a él, y de los seminaristas. Resaltó también las conquistas y desafíos que deja en la Arquidiócesis. «Dejo una Arquidiócesis sumamente compleja, rica de iniciativas, de frentes de trabajo: ella será un gran desafío para mi sucesor», agregó Mons. Murilo.

view 2.jpgAl final de la celebración, 66 niños, representando a cada una de las parroquias de la Arquidiócesis, entraron trayendo rosas para el homenajeado. A cada uno de ellos, Mons. Murilo dio un beso, un abrazo y su bendición. En la salida, atendió celosamente a todos los fieles, permaneciendo en el lugar hasta que la última persona que deseaba saludarlo, recibió su bendición.

La segunda celebración de despedida, realizada el 18 de marzo, se llevó a cabo en la Catedral de Florianópolis, y contó con la presencia, además de sacerdotes y diáconos, de líderes públicos federales, estatales y municipales, así como innumerables fieles de la comunidad. La celebración también marcó la Dedicación del nuevo Altar, la bendición del ambón y de la silla presidencial y la inauguración del Espacio Museal, que forman parte del trabajo de restauración de la Catedral, iniciado hace cinco años.

Durante la celebración, Mons. Murilo recordó que en 1985, cuando se tornó obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Florianópolis, adoptó el lema episcopal: «Dios es amor», pues estaba convencido de que su misión consistiría en anunciar a cada persona, cada familia, cada comunidad que es de la esencia de Dios querernos bien, perdonarnos y acogernos. «Pasados casi nueve años, veo que el rostro de Dios-amor se manifestó a mí bajo varios aspectos y a través de muchos rostros», afirmó.

view 3.jpgEl prelado también se acordó de los dos obispos auxiliares que acompañaron su episcopado, Mons. Vito Schlickmann y Mons. José Negri, de los sacerdotes, diáconos y seminaristas, y de los laicos. «¿Cómo agradecer a cada persona que reforzó en mí la convicción de que Dios es amor? Cuando digo ‘cada persona’ pienso en autoridades constituidas y en comunicadores, en agricultores y obreros, en amas de casa y ejecutivas… Pido que sea Dios quien les recompense por todo», agregó.

De los tantos homenajes hechos a Mons. Murilo en esta ceremonia, se destacan la entrega de un cuadro en agradecimiento por sus nueve años de episcopado en la capital catarinense y el recibimiento de la medalla Anita Garibaldi, concedida por el Estado a personas que se destacan en acciones que traen beneficios para la región. El Arzobispo agradeció los honores y dijo que traía alrededor del cuello el Palio, que simboliza la estrecha relación entre los arzobispos y el Papa.

 

 

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