sábado, 23 de noviembre de 2024
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"Dios es la fuente primera de toda verdadera alegría", afirma Cardenal Sales

Río de Janeiro (Martes, 26-04-2011, Gaudium Press) Con el título «La alegría pascual», fue publicado el pasado viernes 22, el último artículo del Arzobispo emérito de Río de Janeiro, el Cardenal Eugênio de Araújo Sales, de 91 años. De esta forma, «tratando sobre la verdadera alegría que sacia el corazón humano», el purpurado finalizó la publicación de sus textos en la prensa del país, hecho que venía ocurriendo desde 1971.

Como testimonio de su despedida, el artículo del Cardenal buscó indagar sobre el verdadero sentido de la alegría; estado del alma que el Arzobispo Emérito definió como una «atmósfera jubilosa de nuestra mente, que se refleja en nuestros sentimientos y que se irradia en nuestras relaciones humanos». Para el prelado, «Dios, felicidad eterna, es la fuente primera y última meta de toda verdadera alegría».

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Cardenal Sales

Es necesario tener siempre presente la relación estrecha entre Dios y la alegría, porque muchas veces, según Mons. Eugênio, los hombres cambian la alegría por placeres. «Pero el placer no es alegría; es una excitación momentánea y pasajera, que deja a la persona recaer en el vacío, la decepción y la soledad (…) Las alegrías, entretanto, aunque pequeñas, pero verdaderas, nos llenan de lo bello y de la luz», dice.

En este sentido, para el purpurado, el ejemplo perfecto de alegría cristiana es Jesucristo, que, aunque conocedor del fin de sus días, caminó sin vacilación hacia Jerusalén. «Dice entonces el Evangelio que Jesús, ya caminando en dirección a la ciudad donde debería morir, ofrece al Padre del cielo todo su ser y toda su obra, se siente feliz con el empeño generoso de sus discípulos y comienza a rezar».

Dando un enfoque personal a su último artículo, el Arzobispo Emérito de Río abordó también lo que le alegraba. «Lo que hoy motiva mi alegría son especialmente dos cosas: Primero, me acuerdo con gratitud que pude trabajar con todo empeño por el Evangelio, esta causa más sublime de Dios (…) Tengo delante de mí un segundo motivo de incalculable alegría: veo en el Arzobispo Mons. Orani João Tempesta, mi actual sucesor, un hombre sabio que nos fue dado por Dios».

En sus palabras finales, Mons. Eugênio distribuyó sus más profundos agradecimientos «a los diarios que, abriendo espacio, permitieron la irradiación de mis mensajes; a los lectores, cuyo interés animó y gratificó mi trabajo y, finalmente, a todos los que, con celo y competencia, ayudaron mis esfuerzos de mantener, desde el año 1971, la columna semanal en los diarios para divulgar la fe y la doctrina».

Por último, el Cardenal invitó a todos a abrirse al mensaje de la Pascua, «pues en ella se anuncia aquel supremo fin que será la transformación y exaltación de toda la historia (…) Esta es nuestra Pascua. Desde ya participamos, en la fe y en el amor, de esta última y definitiva liturgia: en Cristo y con Cristo queremos ser un vivo ofertorio, una alabanza sin fin al Padre de la eternidad».
El próximo sábado 30, el Arzobispo de Río de Janeiro, Mons. Orani João Tempesta, escribirá un artículo en homenaje a Mons. Eugênio.

 

 

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