Santiago (Martes, 21-06-2011, Gaudium Press) Durante la solemnidad de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote -que se celebra en la Iglesia el jueves siguiente a Pentecostés, por tanto el jueves 16 pasado- más de 200 presbíteros llegaron hasta la Casa de Retiros del Santuario de Schoenstatt, ubicada en la comuna de La Florida, para participar del Día de la Santificación del Clero. El encuentro fue presidido por monseñor Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago.
Mons. Ezzati se dirije a los sacerdotes |
Al inicio, y tras rezar la hora tercia, los sacerdotes se dividieron en grupos con el fin de compartir experiencias personales con motivo de los acontecimientos dolorosos ocurridos en la Iglesia de Santiago durantelos últimos meses. Palabras como «dolor», «esperanza», «pascua» y»reconciliación», reflejaron los sentimientos de este intenso tiempo de prueba.
A continuación, monseñor Ezzati tomó la palabra para reflexionar junto al clero arquidiocesano sobre los actuales momentos de la Iglesia: «El encuentro nos hace siempre bien (…) nos hace sentir que no estamos solos, que vivimos nuestro ministerio en una profunda comunión con Aquel con quien hemos sido identificados a través de la ordenación presbiteral, y también en una comunión profunda entre hermanos».
«Estamos viviendo un tiempo de gracia, que nos invita a la esperanza cierta, que no engaña, y a una actitud misionera», manifestó el pastor.
La prueba debe transformarse en gracia
Durante su mensaje, el Arzobispo de Santiago hizo un llamado a los sacerdotes presentes a profundizar en la esperanza que debe florecer en los corazones, sobre todo en situaciones difíciles, y a perseverar en la confianza de saber que siempre Dios está acompañándonos, y se valdrá de estas situaciones de dolor para construir una Iglesia mucho más grande y santa.
«Sin duda alguna lo que estamos viviendo es una prueba que nos duele, que provoca desasosiego, cansancio (…) pero tiene un sentido: hacernos sentir humildes, pecadores, necesitados, nosotros mismos, de conversión. Por consiguiente, la prueba se debe transformar en un momento de gracia, porque nos invita a la conversión», dijo.
Y agregó: «De este caminar hacia la santidad personal va a resultar una santidad de la Iglesia mucho más grande y visible».
Velar y orar
En otro punto de su reflexión, monseñor Ezzati destacó las dos actitudes que Jesús pidió a sus discípulos en el Huerto de los Olivos y que son fundamentales en el caminar de todo sacerdote: velar y orar.
Estar en vela se asemeja al don de discernimiento que implica el «descubrir el paso de Dios en la vida, discernir los caminos del bien y del mal, de la vida y de la muerte».
Respecto de la oración, señaló que «sin duda alguna, en este tiempo de prueba, se vuelve una necesidad más urgente. Cuanto más fuete es la tentación, más fuerte tiene que ser la actitud orante y el tiempo que dedicamos a la oración».
«Hoy día, la Iglesia en Santiago está viviendo una hora de gracia y su misión es una misión de esperanza también para todo nuestro pueblo», expresó.
Cristo resucitado anima nuestras vidas
Finalizando su reflexión, monseñor Ezzati animó a los sacerdotes a «que las pruebas que estamos pasando nos ayuden a descubrir la gran certeza que tenemos y que anima nuestra vida: la presencia de Cristo resucitado, de su espíritu, la presencia de una comunidad que siendo pecadora es al mismo tiempo santa, llamada a meterse en el corazón de nuestra realidad como fuente de vida, que renueva la vida de todos nuestros hermanos y hermanas».
Terminada su intervención, el prelado respondió en un diálogo abierto las preguntas y planteamientos que hicieron diversos sacerdotes, refiriéndose a temas como la dirección espiritual, el poder y la autoridad en el ejercicio del ministerio sacerdotal; la afectividad y la sexualidad; y la unidad del clero, entre otros temas.
El encuentro de sacerdotes culminó con una eucaristía presidida por el Arzobispo y concelebrada por todo el clero presente.
Gaudium Press / Igor Roco
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