Santiago (Viernes, 24-06-2011, Gaudium Press) Ayer en la mañana, el Director del Departamento de Prensa de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), Jaime Coiro, hizo pública la declaración titulada «Humanizar la educación, tarea de todos», a propósito de las manifestaciones estudiantiles y del gremio docente que exigen una mejora sustancial en la calidad de la educación y un mayor financiamiento por parte del Estado, y que se han radicalizado durante estas últimas semanas.
Jaime Coiro, en la lectura de la Declaración |
En el comunicado, los pastores de la Iglesia expresaron que siguen con suma atención las demandas del movimiento estudiantil, sus efectos y las posiciones de los distintos actores involucrados en materia educacional, reconociendo en primer término que «los jóvenes se manifiestan, necesitan ser escuchados y esto es bueno para la sociedad».
Tras valorar los avances que ha tenido la educación chilena durante los últimos años, las autoridades religiosas advierten que «el debate y el cuestionamiento que se hace al sistema educativo son signos de un malestar del que la sociedad en su conjunto debe hacerse cargo».
Y agregan: «Queda un largo camino por recorrer en la tarea de consolidar un modelo educativo con aprendizajes de calidad, justo y equitativo, en donde cada estudiante, al margen de su condición personal y social, tenga asegurada la formación necesaria para desarrollarse integralmente, construir un proyecto de vida pleno, y aportar generosamente toda su riqueza a la sociedad de su tiempo. Verdaderamente, hay una grave deuda pendiente en esta materia».
En este mismo sentido, reiteran su llamado a «avanzar en la búsqueda de propuestas de consenso para orientar y encaminar los procesos que permitan responder a las justas demandas» evitando toda solución excluyente, medidas arbitrarias y el uso de la violencia tanto física como verbal.
«Sólo una real voluntad de diálogo ayudará a enfrentar el delicado clima de polarización en que está derivando este debate y las movilizaciones asociadas. Considerando que los problemas planteados son de diversa índole y de gran complejidad, no siempre pueden resolverse todos en la inmediatez de un conflicto», manifestaron.
Al concluir su declaración, los obispos chilenos destacaron que normalizar la actividad educativa no solo consiste en deponer las «tomas» de los establecimientos y las protestas, sino que «requiere voluntad para discernir, con amplia participación, las necesarias reformas que los jóvenes y el país esperan. Se trata de una tarea que nos involucra a todos».
Gaudium Press / Igor Roco
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