Yaundé (Jueves, 19-03-2009, Gaudium Press) “Cristianos y musulmanes comparten valores fundamentales”, dijo en resumen el Papa Benedicto XVI este jueves durante un encuentro que tuvo con integrantes de la comunidad musulmana en la Nunciatura Apostólica de Yaundé. El Papa participó de esa reunión en la mañana, poco antes de celebrar una misa en el estadio de la Capital de Camerún, en su primer encuentro con la población africana desde que desembarcó en Yaundé el martes pasado.
“Camerún recibe millares de cristianos y musulmanes que, generalmente, viven, trabajan y realizan juntos sus prácticas religiosas”, afirmó Benedicto XVI según boletín divulgado por la Sala de Prensa del Vaticano.
“La religión y la razón se refuerzan mutuamente cuando la religión es purificada y estructurada por la razón, y cuando el potencial de la razón se libera por la revelación de la fe”, complementó.
Busque en Gaudium Press la versión íntegra de este discurso.
“¡Queridos amigos!
Feliz por esta oportunidad que me es dada de encontrar representantes de la comunidad musulmana de Camerún, expreso mi cordial gratitud al Señor Bello Amadu por las palabras amables que me dirigió en nombre vuestro. Nuestro encuentro es una señal elocuente del deseo, que compartimos con todas las personas de buena voluntad, de procurar ocasiones para intercambiar ideas sobre el modo como la religión presta una contribución esencial para nuestra comprensión de la cultura y del mundo, y para la pacífica coexistencia de todos los miembros de la familia humana. En Camerún, iniciativas como la de la Association Camerounaise pour le Dialague Interreligieux muestran cómo un tal diálogo aumenta la comprensión recíproca y apoya la formación de un orden político estable y justo.
Camerún es patria de millares de cristianos y de musulmanes que frecuentemente viven, trabajan y practican su fe en el mismo ambiente.
Los miembros de ambas religiones creen en un Dios único y misericordioso, que en el último día ha de juzgar a la humanidad (cf.Lumen gentium,16). Juntos dan testimonio de los valores fundamentales de la familia, la responsabilidad social, la obediencia a la Ley de Dios y el amor por los enfermos y atribulados. Plasmando su vida según estas virtudes y enseñándolas a los jóvenes, cristianos y musulmanes, muestran no solo cómo favorecen el desenvolvimiento de la persona humana, sino también cómo se forjan lazos de solidaridad con sus vecinos y promueven el bien común.
Amigos, yo creo que un deber de religión particularmente urgente hoy es hacer manifiesto el vasto potencial de la razón humana, que es ella misma un don de Dios y es elevada por medo de la revelación y de la fe. Creer en Dios, lejos de perjudicar nuestra capacidad de comprender nosotros mismos el mundo, la dilata. Lejos de colocarnos contra el mundo, nos empeña a favor de él. Somos llamados a ayudar a otros a descubrir las señales discretas y la presencia misteriosa de Dios en el mundo, que Él maravillosamente creó y sustenta con su amor inefable que todo lo abrasa.
Aunque su gloria infinita nunca pueda ser directamente abarcada en esta vida por nuestra mente finita, atrapamos vislumbres de ella en la belleza que nos rodea. Si los hombres y las mujeres permiten que sus mentes sean iluminadas por el orden magnífico del mundo y por el esplendor de la dignidad humana, pueden descubrir que aquello que es “razonable” se extiende mucho más allá de aquello que la matemática puede calcular, la lógica deducir y las experiencias científicas demostrar; lo “razonable” incluye también la bondad y el encanto intrínseco de una existencia honesta y de acuerdo con la ética, que nos es manifestada a través del propio lenguaje de la creación.
Esta visión nos induce a procurar todo lo que es recto y justo, a salir del restringido ámbito de nuestros intereses egoístas y a actuar en pro del bien de los otros. Así, una religión genuina alarga el horizonte de la comprensión humana y está en la base de toda cultura humana auténtica. Rechaza todas las formas de violencia y de totalitarismo; no solamente por principios de fe, sino también con base en la recta razón. En realidad, religión y razón se refuerzan mutuamente, visto que la religión es purificada estructurada por la razón y el potencial de la razón es plenamente liberado por la revelación y la fe.
Por eso os animo caros amigos musulmanes, a permear la sociedad con los valores que emergen de esta perspectiva y elevan la cultura humana, y juntos trabajemos para construir una civilización del amor.
Que la cooperación entusiasta entre musulmanes, católicos y otros cristianos en Camerún sea para otras naciones africanas un luminoso farol del enorme potencial den empeño inter-religioso para la paz, la justicia y el bien común.
Con estos sentimientos, expreso de nuevo mi gratitud por esta venturosa oportunidad de haberos encontrado durante mi visita a Camerún. Agradezco a Dios omnipotente las bendiciones que os concedió a vosotros y a vuestros compatriotas, y rezo para qué los vínculos que unen cristianos y musulmanes en su profunda veneración del único Dios continúen reforzándose de tal modo que se tornen un reflejo más claro de la sabiduría del Omnipotente que ilumina los corazones de la humanidad entera”.
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