Caracas (Viernes, 08-07-2011, Gaudium Press) «La conmemoración del bicentenario es una oportunidad para los venezolanos de tomar el camino de la independencia real y permanente, marcada por las enseñanzas del Evangelio de Jesucristo», declaró el Cardenal Jorge Urosa Sabino, Arzobispo de Caracas, quien celebró una misa de Acción de Gracias el pasado domingo por los 200 años de independencia de Venezuela, conmemorados oficialmente este martes, 5 de julio.
En su homilía, publicada después con el título «Compromiso por Venezuela», el purpurado saludó a la nación por la efeméride conquistada, felicitó a todos los venezolanos y pidió gracias a Dios por el «don maravilloso de nuestra querida patria». Pero, más importante, buscó resaltar el papel de Dios y de la Divina Providencia en la historia del país.
Cardenal Jorge Urosa Sabino |
«Los venezolanos tenemos el deber de reconocer y agradecer al Señor los innumerables dones y oportunidades que su Providencia nos concedió, para que todos podamos alcanzar una vida digna, con un desarrollo sustentable, en paz y libertad».
El Cardenal, entretanto, resaltó que junto a este reconocimiento, es precisa una tomada de consciencia y responsabilidad sobre los problemas sociales y humanos aún pendientes en el país. El purpurado citó el tema de los derechos humanos, reforzando la posición de la Iglesia contra «todo lo que se opone a la libertad y la paz, la solidaridad y justicia, la armonía social y los derechos humanos», y por el fin de la pobreza, la violencia y los conflictos internos.
El Arzobispo de Caracas también enfatizó la importancia de la evangelización, que «siempre va unida a la promoción humana», por los católicos, y de la salvaguarda de la familia y la sociedad en general. «Y lo hacemos tomando como fundamento los valores contenidos en los Diez Mandamientos de la Ley de Dios y en el Evangelio de Jesucristo, valores y principios morales que fueron explicados a través del tiempo por la Doctrina Social de la Iglesia y por los documentos del episcopado venezolano», afirmó.
Reconociendo que muchos de estos valores constan en la Constitución venezolana, Mons. Urosa apeló para que los cristianos católicos de Caracas y del país asuman la defensa de los mismos y «el compromiso sagrado de trabajar por Venezuela».
El Cardenal apuntó a una promoción del pueblo con una educación «humanista y científica», con especial atención para el desarrollo y capacitación de los jóvenes, una promoción de la cultura del trabajo con el «abandono del paternalismo», y un proceso de conversión y renovación espiritual, moral, social y personal, como los principales desafíos y los próximos pasos del país.
Además, el Cardenal subrayó que la Iglesia rechaza la violencia en todas sus formas en el país, «especialmente la delincuencia asesina, que baña de sangre las calles de nuestras ciudades, y la terrible situación de las prisiones, las cuales requieren una profunda e inmediata transformación».
Al final de su homilía, el Cardenal consagró a Venezuela al Santísimo Sacramento. «Se trata de ofrecernos nosotros mismos a Cristo Sacramentado en homenaje de adoración y amor; se trata de comprometernos a vivir de acuerdo con su Palabra», explicó. «Y colocamos en sus manos el futuro de nuestra patria».
El Mons. Urosa finalizó su homilía pidiendo la protección a Dios y a Nuestra Señora del Coromoto, patrona de Venezuela, para toda la nación.
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