Washington (Lunes, 25-07-2011, Gaudium Press) La Asociación Médica Católica de los EE.UU ha afirmado que la recomendación de que todos los planes de salud sean obligados a ofrecer contraceptivos sin un co-pago del paciente «falla en la lógica y en la ciencia reconocida» y además «no constituye una buena medicina clínica».
La aseveración fue hecha en una declaración emitida el 20 de julio pasado, al criticar al Comité de Servicios Preventivos para la Mujer del Instituto de Medicina, que recomendó al Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE. UU. incluir «toda la gama de métodos contraceptivos, [y] procedimientos de esterilización», como servicios obligatorios para todos los planes de salud -públicos y privados- bajo la nueva ley de reforma a la salud.
En ese sentido ya se había pronunciado un día antes el Cardenal Daniel DiNardo, arzobispo de Galveston-Houston y director del Comité Pro-Vida de la Conferencia Episcopal de los EE.UU. Para el purpurado, la recomendación del Comité muestra que «hay una ideología trabajando… que va más allá de cualquier evaluación objetiva de las necesidades de salud de las mujeres y los niños.»
La obligatoriedad del ofrecimiento de los procesos de esterilización y de contraceptivos en todos los planes de salud, «amenaza con un daño substancial a la salud de la mujer y a los derechos civiles de millones de estadounidenses», expresó la Asociación católica.
Asimismo, el director de la Asociación Médica Católica dijo a Catholic News Service que «el Ministerio de Salud Católico espera la misma protección de la conciencia que nos permite llevar a cabo nuestra misión en este ambiente plural respetando nuestras creencias religiosas.»
Doctrina de la Iglesia sobre la contracepción
El canon 2370 del Catecismo de la Iglesia Católica -recordando la enseñanza emitida en la encíclica Humanae Vitae del 25 de julio de 1968- establece que «es intrínsecamente mala toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación».
El Catecismo recuerda también la enseñanza suscrita en la Exhortación Apostólica ‘Familiaris Consortio’ de Juan Pablo II, que afirma que «al lenguaje natural que expresa la recíproca donación total de los esposos, el anticoncepcionismo impone un lenguaje objetivamente contradictorio, es decir, el no darse al otro totalmente: se produce no solo el rechazo de la apertura a la vida, sino también una falsificación de la verdad interior del amor conyugal llamado a entregarse en plenitud personal».
En una valoración opuesta a la dada a la anticoncepción, el Catecismo de la Iglesia Católica establece que «la continencia periódica, los métodos de regulación de nacimientos fundados en la auto-observación, y el recurso a los periodos infecundos, son conformes a los criterios objetivos de la moralidad. Estos respetan el cuerpo de los esposos, fomentan el afecto entre ellos y favorecen la educación de una libertad auténtica», (cn. 2370).
Con información de Catholic News Services.
Gaudium Press / S. C.
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