Santiago (Miércoles, 27-07-2011, Gaudium Press) «Es la hora de los laicos. Estoy muy convencido de eso porque tal vez dentro de los miembros del pueblo de Dios, los que más necesitan estar presentes en la vida del mundo son justamente los laicos con identidad cristiana». Con estas palabras el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, clausuró las Jornadas Teológicas del Cono Sur y Brasil que se desarrollaron del 12 al 15 de julio pasado en la capital chilena y que congregaron a más de 250 representantes de toda Latinoamérica.
En esta misma línea manifestó a los presentes que «la Iglesia de América Latina es una gran esperanza desde las comunidades eclesiales de base. Desde las diócesis contemplamos lo que la Iglesia significa en este proceso de construir el Reino de Dios, de colaborar con el espíritu en la construcción del Reino».
Asimismo, reconoció la necesidad de una mayor preocupación por el laicado y un plan de formación adecuado centrado en el Evangelio, el Magisterio y la labor pastoral, a fin de construir el Reino de Dios desde las realidades particulares. «La fuerza la dan el Espíritu Santo, el bautismo y la confirmación, pero naturalmente de parte de la comunidad eclesial se requiere una atención muy especial al laicado, al hombre y a la mujer, con una formación adecuada y reconociendo el don que han recibido del espíritu para construir la única Iglesia de Cristo», dijo.
«Todos somos discípulos y misioneros»
Mas adelante, monseñor Ricardo Ezzati destacó que el Concilio Vaticano II marcó el inicio de un proceso de mayor conciencia de lo que significa ser Pueblo de Dios, de la comunión de múltiples vocaciones y ministerios, de lo que significa la presencia de la Iglesia en el mundo y su fuerza transformadora.
«Creo que a lo largo de estos 50 años, a través de varias iniciativas, la del CELAM por ejemplo, que es una gran bendición de Dios y sobre todo a través de la experiencia de las comunidades; se ha buscado hacer un camino que haga presente en el contexto de América Latina el mensaje salvador que Jesucristo nos trajo», indicó.
Y agregó: «Aparecida insiste en una idea que es del Concilio Vaticano II: que todos somos discípulos y misioneros, que tienen un componente común a todo el pueblo de Dios».
Deje su Comentario