Salvador (Lunes, 16-03-2009, Gaudium Press) En torno de 100 mil fieles participaron ayer de la caminata penitencial promovida por la arquidiócesis de Salvador. Los seis kilómetros que separan la Iglesia de la Concepción de la Playa de la Iglesia de Bonfim no desanimarán a los participantes, que enfrentarán el sol fuerte en una demostración pública de fe del pueblo bahiano. Realizada hace más de 20 años, la caminata penitencial se realiza siempre en el tercer domingo de la Cuaresma.
«Nuestra caminata es para mostrar que el tiempo de Cuaresma es un tiempo de conversión, tiempo para revivir la gracia de nuestro bautismo para el seguimiento de Jesús. Meditamos la muerte y la resurrección de Jesús durante el transcurso. Es un momento que debe ayudarnos en la preparación para la Semana Santa«, explica el arzobispo de Salvador y primado del Brasil, Monseñor Geraldo Majella Agnelo, que presidió la misa de abertura en frente a la Basílica de Nuestra Señora de Concepción de la Playa.
Otra celebración eucarística aconteció en la Suburbana, en el barrio de Lobato, en la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores. El Ancho de los Mares fue el punto de encuentro entre los fieles de Concepción de la Playa y los de la Suburbana, que cargarán una gran cruz de madera. «Este año, incluimos en el rotero momentos de oración en puntos importantes de la Ciudad Baja, como, por ejemplo, la Iglesia de la Trinidad, donde los viven en la calle son acogidos, y en frente a la Obra Social de la Hermana Dulce», explica el diacono Raimundo Moreno, coordinador del evento.
La caminata une dos grandes símbolos del catolicismo bahiano – Nuestra Señora de Concepción y el Señor de Bonfim – y acostumbra ser resumida por la frase: «Del regazo de la madre a la mansión de la Misericordia’, en una expresión que demarca no solamente los locales de partida y llegada de la procesión, sino que, principalmente, del sentimiento de confort y calma encontrados en las figuras de María y Jesús».
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