sábado, 23 de noviembre de 2024
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La Beata María Romero Meneses, una salesiana ejemplar, hija de la aristocracia nicaragüense

Redacción (Martes, 06-09-2011, Gaudium Press) Quiera Dios que avance a buen paso y firme el proceso de canonización de la salesiana Beata María Romero Meneses, la joven, aristocrática y rica nicaragüense que renunció consciente y voluntariamente a una vida de lujos y comodidades, rodeada de aduladores e interesados, para enfrentar las arideces y los cansancios del apostolado propio de una hija de don Bosco, y que murió extenuada a los 75 años de edad. Cambiar las satisfacciones carnales de los placeres mundanos, por las consolaciones espirituales aún en medio de trabajos y fatigas sin nombre, siempre ha sido un excelente negocio para quienes reciben esa gracia de comprender las efímeras vanidades de este mundo terreno.

maria_romero_meneses_1.jpgLa beata era de la ciudad de Granada en Nicaragua. Su infancia y adolescencia transcurrió seguramente en un ambiente familiar sumamente conservador pero de cara al éxito en el mundo, como sucedía con todas las distinguidas familias de Managua, León y Granada en la Nicaragua de los años 20 y 30 cuando todas las niñas «bien» del país soñaban una vida como fueron las de Pastora Debayle, Hope Portocarrero o Violeta de Chamorro. Retoños de familias de hacendados y exportadores e importadores riquísimos más cerca de el Olimpo comercial que del Cielo, pero con cierto temor de Dios que creaba las condiciones para la virtud. No fue poca cosa el futuro al que la madre María Romero le volvió la espalda.

Granada queda a la orilla del gran lago de Nicaragua y es una encantadora ciudad muy antigua, incluso de las más viejas de América española, porque data de la conquista, aproximadamente hacia 1522. Fue allí donde en enero de 1.902 nació María. Muy temprano en su vida conoció la obra de la Salesianas y estudió con ellas despertándose bien pronto su vocación religiosa más dada al servicio social y la formación que a la contemplación propiamente dicha, aunque ¿Quién podría decir que la vida práctico-activa sustrae de andar en las más altas contemplaciones amorosas con Dios? Muy probablemente la Beata Sor María fue de estas almas que nunca dejaron de ver a Cristo en los más necesitados o en sus reconocidas aptitudes para la música y la pintura artística. Dejó también unos cuadernos de notas espirituales desde 1924 en los que recoge pensamientos y sentimientos junto con frases de grandes santos.

Era nicaragüense pero se santificó durante 46 años en Costa Rica. Será una santa de todo el Istmo, tan profundamente marcado por la presencia de la Iglesia, tan consentido por la Providencia dándole una aristocracia riquísima y fina, que se quedó corta al llamado para elevar la región a grandes panoramas y no alcanzó realmente a desempeñar el papel que se le encomendó a sus élites. Reivindica con creces la beata por su ejemplar vida y su obra, una sinfonía inconclusa, pues todavía hoy siguen funcionando con pujanza la Casa de María Auxiliadora para precarios de todas las edades y la Casa Maín, dedicada a la rehabilitación de mujeres de la calle. Para muchos que la conocieron de cerca (murió en julio de 1977) es una de las más nobles versiones femeninas del buen Don Bosco. El también beato Juan Pablo II, fue quien el 14 de abril de 2002 le reconoció sus primeros méritos, que la llevan hoy rumbo a los altares para que aumente en nuestra hispanoamerica el número de ejemplos y modelos a seguir, si sabemos presentárselos a las nuevas generaciones del continente del futuro.

Por Antonio Borda

 

 

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