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Mar del Plata (Martes, 13-09-2011, Gaudium Press) Una creciente «desvinculación entre ciencia y moral», que se patentiza en el «fenómeno de bancos de embriones congelados» -muchos de los cuales se encuentran «en espera de saber qué hacer con ellos» y otros, que «son descartados». Que se torna en la sinrazón total en «el mercado de compra y venta de ovocitos; o bien el caso de abuelas que gestan en su vientre a un nieto concebido por la fecundación de un óvulo de su hija, fecundación que, a su vez, pudo ser homóloga, con semen de su esposo, o heteróloga, con donante anónimo». Es aquello lo que deplora Mons. Antonio Marino, obispo de Mar del Plata, en artículo publicado en el diario La Capital, de la misma ciudad.
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| Foto: Bruno C. Vellutini |
El prelado convocó a reflexionar con responsabilidad en muchos de los artículos del proyecto radicado en la Cámara de Diputados argentina que autoriza técnicas de fecundación artificial.
«En una época de justa sensibilidad por el derecho de los hijos a conocer su identidad ¿es coherente autorizar la dación de gametos (artículos 10 y 11)? Además, ¿no se incurre en ‘discriminación’ al clasificar a los embriones concebidos in vitro en ‘viables’ e ‘inviables’ (artículo 15), perdiendo estos últimos su derecho a la vida? ¿No estamos cosificando al ser humano al incorporar la figura de la ‘donación de embriones’, algo inadmisible desde la perspectiva de los derechos humanos del niño concebido (artículos 6 y 18)?», preguntó.
Mons. Marino también dijo que «el ser humano así concebido puede ser destruido, conservado o donado por arbitraria decisión de los requirentes de la técnica y se lo priva de su condición de sujeto de derecho».
«Otra arbitrariedad consiste en obligar a las instituciones de salud a cubrir procedimientos que no son terapéuticos y que merecen serias objeciones ético-jurídicas. ¿Existe un ‘derecho a tener un hijo’ abstracción hecha del medio empleado? ¿El ser humano concebido y declarado ‘inviable’ es medio para lograr un fin?», expresó.
Con información de Aica.
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