Santiago (Martes, 20-09-2011, Gaudium Press) Como ya es tradición cada 18 de septiembre, día en que Chile conmemora su independencia nacional, la Iglesia de Santiago encabezó este domingo en la Catedral Metropolitana el Te Deum de Fiestas Patrias que contó con la presencia de las principales autoridades civiles y religiosas del país. El acto de Acción de Gracias a Dios fue presidido por el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati.
Según Mons. Ezzati «la fe cristiana es el regalo más grande América y Chile han recibido» |
A la solemnidad asistieron el Presidente de la República, Sebastián Piñera y su esposa, los presidentes del Senado y Cámara de Diputados, el presidente de la Corte Suprema, ministros de Estado, autoridades políticas y militares, entre otras. También participaron el Nuncio Apostólico de Su Santidad en Chile, monseñor Ivo Scapolo y el Cardenal Francisco Javier Errázuriz.
La Acción de Gracias a Dios comenzó con un saludo a los presentes por parte del cantor a lo divino Francisco Astorga, quién junto a su guitarrón y versos en décimas destacó la solidaridad de chilenos, especialmente en momentos de dificultad. Durante la liturgia de la palabra, el Presidente de la Sociedad Bíblica de Chile leyó a los presentes la primera lectura y el Salmo 66 fue interpretado por la orquesta del arzobispado. El Evangelio, en tanto, fue cantado por Sergio Abad, Arzobispo Metropolitano de la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía.
«La Patria, un patrimonio que es regalo y tarea»
Durante su homilía, el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, reflexionó acerca de lo que significa la patria, representándola particularmente como un hogar «donde se encuentra protección, se comparte dignidad y sueños, donde los dolores y las alegrías de los unos, se hacen alegrías o dolores de todos, y donde se aprende a hacer de la vida un don. Es también el espacio espiritual donde, a través del afecto de los padres, es posible vislumbrar la paternidad de Dios y crecer en la confianza, experimentando el gozo de la filiación y de la fraternidad».
Es en este espacio donde el pastor exclama: «¡Cuantos valores humanos, sociales, morales y espirituales encuentran espacio en este concepto y cuántos propósitos de vida, de generosidad, de justicia y solidaridad brotan de él para toda persona y para la comunidad humana que vive bajo el mismo cielo y comparte la misma tierra!».
«La vigencia de estos valores quedó de manifiesto en las pruebas sufridas en este tiempo. Reaccionamos unidos como una gran familia, con hondo dolor, con gran solidaridad, y con una profunda fe cuando nos azotó el terremoto de febrero de 2010, y cuando el país entero vibró con la hazaña del rescate con vida de los 33 mineros atrapados en el vientre de la tierra», agregó.
Entre aquellos valores humanos que componen el patrimonio cultural y espiritual del «Alma de Chile», se encuentra en su núcleo más profundo «la experiencia religiosa y la fe en Dios y en Jesucristo, su Hijo, de la inmensa mayoría de nuestro pueblo, `el patrimonio más valioso´ que nos legaron los padres».
Es por ello, que tanto la Iglesia Católica como también las demás Comunidades Cristianas -continuó monseñor Ezzati- advierten que «la erosión de este patrimonio y los intentos por diluirlo conllevan el gravísimo riesgo de perder un capital incalculable para el futuro de Chile y un atentado a la identidad de su «alma», que sólo puede conducir a agudizar crisis de identidad y de convivencia».
«La fe cristiana es el regalo más grande que América y Chile han recibido, es la roca que ha dado y dará consistencia a las esperanzas de nuestro pueblo. Quienes profesamos esta fe, a pesar de nuestros pecados y fragilidades internas, no dejaremos de ofrecer las razones y el testimonio de la esperanza que llena nuestra vida», señaló.
«El patrimonio de la vida abundante y plena»
Continuando con su mensaje, el Pastor de Santiago, manifestó que el «respeto irrestricto y el amor a la vida» es también uno de los bienes primordiales del patrimonio nacional: «El patrimonio de la vida abundante y plena para todos, invita a reconocer y apreciar el don de la vida humana, desde su concepción, en todas las etapas de la existencia y hasta su término natural».
«Invita además a desarrollar estilos de ser y de vivir solidarios, como actitud permanente de encuentro, de hermandad y de servicio, que han de traducirse en opciones y gestos visibles de mayor justicia y equidad, fortaleciendo la familia, suprimiendo las graves desigualdades sociales, que hemos definido como `brecha escandalosa´, y las enormes diferencias en el acceso a los bienes culturales y materiales, que son patrimonio de todos», agregó.
Al concluir, monseñor Ezzati subrayó que «los cristianos no dejaremos de levantar la voz para proclamar que la vida es un regalo gratuito de Dios, don y tarea que debemos acoger y cuidar con esmero y derecho anterior al Estado, que nunca es lícito relativizar. No dejaremos de proclamar la buena noticia del matrimonio y de la familia, fundada en el amor y en la donación mutua de un hombre y de una mujer, abierta al don de la vida».
Tras la homilía, la orquesta y coro del arzobispado interpretaron el tradicional himno de Te Deum, que resonó potente y glorioso en todo el templo. Con la misma fuerza los presentes entonaron el himno nacional para luego, recibir de manos del Pastor de Santiago la bendición de Dios, con que culminó el oficio religioso.
Gaudium Press / Igor Roco
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