La Plata – Buenos Aires (Martes, 20-09-2011, Gaudium Press) Bernard Nathanson, su vida como promotor de la legalización del aborto en los EE.UU. su posterior conversión a gran defensor de la vida humana, su libro autobiográfico «La Mano de Dios», su conocido y estremecedor documental sobre las reacciones del niño ante la agresión del aborto titulado «El Grito Silencioso»: estos y otros temas conexos fueron los abordados por Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, Argentina, en su reflexión televisiva semanal «Claves para un Mundo Mejor».
Mons. Aguer recomendó en el programa la lectura del libro «La Mano de Dios»: «En realidad es su autobiografía. Nathanson fue uno de los más grandes impulsores en los Estados Unidos y en el mundo de la legalización del aborto. Fue director de una clínica abortista en la que se practicaron decenas de miles de abortos en los que él fue responsable directo [se calculan en 60.000] y muchos realizados por sus manos», resaltó Monseñor.
Su conversión a defensor de la vida
En la Mano de Dios se narra una fuerte experiencia que trasformó la vida del científico: «Nathanson se dio cuenta, cuando realizó una ecografía tridimensional, que el fruto de la concepción es un ser humano, y un ser humano que tiene reacciones propias de un ser humano». Desde entonces se fue trasformando en un cada vez más activo defensor de la vida humana. Su ‘conversión’ se tornó completa en los últimos años de su vida -murió recientemente-, cuando «dio el paso definitivo con su conversión espiritual e ingresó, mediante el Bautismo, en la Iglesia Católica».
Dijo Mons. Aguer que Nathanson narra en La Mano de Dios «toda su aventura. Una aventura humana y espiritual detrás de la cual se adivina la gran crisis de la civilización actual. Y se ve el drama fenomenal, en un país concreto como los Estados Unidos pero en el mundo entero, donde se impuso el aborto y cómo este es un campo de lucha, en el fondo, acerca de la idea fundamental de lo que el hombre es: si el hombre puede ser concebido desde sus inicios como un objeto de manipulación simplemente o si desde el comienzo de la concepción debe ser reconocido como un ser humano, como una persona humana y como alguien que tiene dignidad y derechos que deben ser tutelados por las leyes».
El Arzobispo de La Plata recordó que en 1985 Nathanson filmó un video, difundido por todo el mundo, llamado «El Grito Silencioso» y que causó «una impresión extraordinaria porque registra la reacción de un niño por nacer ante la criminal agresión que sufre en el acto del aborto». El video permite observar «imágenes que son incontrovertibles» y «muestran la auténtica realidad». «La elocuencia de esas imágenes exime de cualquier tipo de argumentación», señaló el prelado.
Al final del programa el arzobispo platense expresó que «el caso del doctor Nathanson es particularmente elocuente porque él procede del campo contrario. Él fue uno de los representantes eximios de la cultura de la muerte y, movido por la verdad de las cosas, decidió pasar al campo de la defensa de la vida».
Con información de Aica
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