Monseñor Brugués, Secretario de la Congregación para la Educación Católica, viajó a la sureña región de Concepción, en Chile, en la semana pasada, para reunirse con rectores y educadores de colegios pertenecientes a la Iglesia de Concepción. En la ocasión el Obispo dictó una Clase Inaugural en la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), la que contó con la asistencia del Gran Canciller monseñor Ricardo Ezzati.
Monseñor Brugués destacó la magnitud del trabajo educativo de la Iglesia en el mundo y que para la Iglesia, una escuela católica es una oportunidad tremenda; es un lugar en donde el niño “se construye en todas sus dimensiones” y donde el principal objetivo es el “desarrollo completo de la personalidad humana”.
Asimismo, señaló que la formación que se entrega en la escuela no debe ser solo intelectual, si no también “afectiva y espiritual”; y que la experiencia de una enseñanza integral fomentará una visión armoniosa de la Iglesia. Es por ello, que el Obispo destacó la responsabilidad del educador, como esencial para el alcance de los objetivos anteriormente señalados.
En relación a la escuela, monseñor Brugués afirmó que la misma “debe ofrecer, no obligar ni imponer, un camino de fe, un camino de descubrimiento de la fe. No podemos pedir a todos los profesores presentarse con una fe completa. Es algo de conciencia. La Iglesia ayuda a la conciencia no se impone a la conciencia. El sueño sería que un adulto, con una fe con dudas, con una fe débil, tenga la posibilidad de descubrir un camino de madurez para la vida”, dijo.
Finalmente expresó que la escuela católica está “abierta a todos”, en particular a aquellos que no tienen cultura, a los más pobres; y el objetivo de esté compromiso implica poner la excelencia académica a disposición de todos, en especial a aquellos que no tienen recursos. “En este sentido podemos decir que la escuela católica desempeña un papel profético”, afirmó el Obispo.
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