San Pablo (Miércoles, 12-10-2011, Gaudium Press) Ayer fue Día de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, Reina y Patrona oficial del Brasil. En razón de esta fecha, fue feriado en el país y diversas conmemoraciones ocurrieron por los cuatro rincones del territorio nacional. Por cierto, las arquidiócesis y diócesis brasileñas están celebrando la ocasión desde la semana pasada con fiestas, novenas y misas.
En San Pablo, por ejemplo, la celebración oficial en honor a la Virgen de Aparecida ocurrió en la Parroquia San Luiz Gonzaga, en la región de Brasilandia. En la ocasión, habrá misa presidida por el arzobispo metropolitano de San Pablo, Cardenal Mons. Odilo Pedro Scherer, con la presencia de la imagen recibida a las márgenes del Río Tietê.
En la ciudad maravillosa, Río de Janeiro, como todo el año, las festividades en homenaje a Nuestra Señora dividirán la atención con la conmemoración por los 80 años del Cristo Redentor. Las celebraciones por ambas fechas iniciaron ayer, a las 22:00 horas, con vigilia en la cual los jóvenes pedirán paz, amor y esperanza. Hoy, a las 10:00 horas, el arzobispo local, Mons. Orani João Tempesta presidirá una solemne misa a los pies de la estatua.
En la Arquidiócesis de Salvador la fecha fue celebrada de forma especial en la Parroquia Nuestra Señora Aparecida y Santa Catarina de Siena, con procesión en dirección a la Iglesia de la Matriz, donde se ofició una misa solemne por el obispo auxiliar de Salvador, Mons. Gregório Paixão. Esta fiesta tuvo como tema «Nuestra Señora Aparecida, reflejo del corazón materno de Dios».
Ya en la Arquidiócesis de Belo Horizonte, el Día de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida fue recordado por una misa presidida por el obispo auxiliar local, Mons. Luiz Gonzaga Fechio, y concelebrada por los padres de las 76 parroquias de la Región Episcopal Nuestra Señora Aparecida en la Plaza de la Cemig, Contagem. Esta conmemoración es realizada hace 20 años y reúne siempre a millares de fieles.
Historia de la devoción a la Virgen de Aparecida
La historia de la devoción a Nuestra Señora Aparecida remonta al siglo XVIII, más específicamente, al año 1717, cuando tres pescadores, en la búsqueda de la difícil ganancia del pan en el río Paraíba, prendieron en sus redes, por acaso, una pequeña imagen de Nuestra Señora de la Concepción. Posteriormente, la imagen que quedó guardada en la casa de uno de los pescadores fue nombrada de Aparecida por el pueblo que iba constantemente hasta el lugar para rezar.
Años pasaron y la devoción por la Virgen aumentó. En 1734 fue construida una capilla para abrigar la imagen de la Madre de Dios. Más de un siglo después, en 1888, esta capilla se convirtió en una iglesia (actual Basílica Vieja), el mismo año en que la Princesa Isabel, en pago a una promesa, ofertó a Nuestra Señora Aparecida la corona de oro engastada de diamantes y rubíes y el manto azul marino, ornamentos que usa hasta hoy.
El número de fieles creció y, al final de 1928, la villa que se formó alrededor de la iglesia que abrigaba a Nuestra Señora se tornó municipio y recibió el nombre de Aparecida. Años antes, en 1908, la imagen ya había sido solemnemente coronada y proclamada como Reina del Brasil, por el Papa Pío X, título que fue confirmado más tarde, en 1930, por el Papa Pío XI, que proclamó a la Virgen como la Patrona de Brasil.
Gaudium Press / Bruno D’Angelo
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