Lahore (Jueves, 13-10-2011, Gaudium Press) Horripilante es la historia de Ana (nombre ficticio), una niña de apenas 12 años, violada, obligada a abrazar el musulmanismo, y forzada a casarse con uno de sus victimarios. La historia es reportada en el despacho de la Agencia Fides de hace dos días. Como Anna, cada año de 700 niñas y chicas cristianas, y por lo menos 250 hindúes sufren la terrible violencia y el abuso en Pakistán
Hay un fuerte resentimiento en la comunidad cristiana en Pakistán, tras un nuevo caso de violencia que no ha recibido castigo. Cómo informan fuentes de confianza a la Agencia Fides, «los secuestradores y violadores de Ana están libres, porque pertenecen al grupo radical islámico Lashkar-e-Tayyaba y la policía se ha negado incluso a ordenar un examen médico». El magistrado de la zona ha registrado una denuncia en contra de algunos hombres musulmanes, pero no ha facilitado las medidas restrictivas contra ellos. La policía pidió a los padres de Ana entregar a la niña al «marido legal» (el violador), si no, podrían tener proceso penal.
Cerca de Lahora vivía Ana, hija de un barrendero de Shahdra, en la provincia de Punjab. Allí fue secuestrada por dos hombres musulmanes el 24 de diciembre de 2010, atraída por el engaño de una amiga. Golpeada y violada por varios días, se vio obligada a firmar unos documentos que dan fe de su conversión y el matrimonio con uno de los criminales, Muhammad Irfan.
Poco después de la desparación de la niña, el 5 de enero de 2011 su padre presentó una denuncia contra las personas desconocidas. Entretanto, nada se sabía de ella. Sólo en septiembre, ocho meses después de su desaparición, Ana llamó a su familia desde Tandianwalla, en el distrito de Faisalabad, a 190 kilómetros de Lahore. Informó que había sido secuestrada, pero que había podido huir. De vuelta a casa, contó su historia al juez.
Sin embargo, el «marido» de Anna, presentó un certificado de matrimonio, con el que el delito de violación caducaba. La policía ha aconsejado a los padres de Ana devolverla a su torturador. Ana y sus padres en la actualidad están escondidos y militantes de Lashkar-e-Tayyaba les buscan.
«Entre otras cosas, el matrimonio con menos de 16 años es ilegal. Esto demuestra que el gobierno, la magistratura y la policía de Punjab están tratando de cubrir las fechorías de los grupos radicales islámicos y son cómplices», expresa una fuente de la Agencia Fides.
Las organizaciones cristianas y la sociedad civil han recogido muchos casos e historias que la policía no ha investigado, por ello piden al gobierno de tomar medidas decisivas y recurrir a las Naciones Unidas para detener los abusos de los derechos humanos.
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