Río de Janeiro (Lunes, 31-10-2011, Gaudium Press) Para la Iglesia Católica, el final de octubre significa el fin del mes dedicado a las Misiones. Por esta razón, en su más reciente artículo, el arzobispo de Río de Janeiro, Mons. Orani João Tempesta, disertó respecto a esta actividad misional ejercida por católicos en todo el mundo. Comentando el Evangelio del pasado domingo -que habla de Jesús, de los fariseos y los escribas- Mons. Orani afirma que la Palabra de Dios es «una misión, es un servicio, al que todos somos llamados a prestar, tanto a la Iglesia como a la sociedad».
Para el Arzobispo de Río hay que practicar la simplicidad en vez de la duplicidad, el servicio en vez del poder |
Conforme el prelado, los testimonios de los Evangelios afirman que la palabra de Jesús encantaba a multitudes. Según estos relatos, era común que el Maestro no tuviese ‘un momento de paz’, ya que las personas venían de todos los rincones para escucharlo. Para Mons. Orani, uno de los ‘secretos’ del éxito de Jesús era porque Él «anunciaba de manera nueva aquello que ya estaba inspirado y colocado por escrito en la Biblia».
Lo que de cierto modo, según el arzobispo, otros en su época no hacían. «Parece que las multitudes estaban cansadas de muchas palabras que oían en las sinagogas todos los sábados y, en vez de eso, vinieron hasta Jesús porque Él ‘os enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas’ (Mt 7, 29)», afirma.
Una autoridad que los escribas y fariseos no poseían
Justamente la autoridad, explica Mons. Orani, era lo que diferenciaba a Jesús de los sabios de su época. «Había una autoridad en sus discursos nuevos e inesperados, que los escribas y fariseos no poseían. En este sentido, citando palabras de Jesús en el Evangelio de Mateo, el arzobispo de Río de Janeiro escribe: «dicen y no hacen; atan fardos pesados y los ponen en los hombros de los hombres, pero ellos no quieren moverlos con un dedo (Mt 23, 1-12)».
Las palabras de aquellos que hablan y no hacen caen en el vacío, por eso, según el prelado, los escribas y fariseos perdieron su autoridad. Lo que no pasaba con Jesús, cuyo discurso condecía con su actitud. De acuerdo con Mons. Orani, la crítica de Jesús en relación a los sabios de su época continúa actual, valiendo como consejo para todos nosotros todavía hoy «pues Jesús nos exhorta a no criticar a los otros, sino a examinarnos a nosotros mismos».
El prelado explica que Jesús habló con autoridad porque creía profundamente en lo que decía y dice para todos aún hoy. «Ahí está el gran secreto de todo trabajo y toda predicación, sea en las iglesias, sea en las plazas, sea por los medios de comunicación y hasta medios sociales: ser testigo de aquello que se habla. ¡El secreto de la misión evangelizadora está en la persona que actúa! Por eso el texto del evangelio de este domingo nos cuestiona profundamente y nos exhorta a dar pasos concretos en dirección a una vida coherente y transparente», expresó el Arzobispo.
Rectitud de intención que todos debemos tener
A partir de ahí, Mons. Orani comienza a tejer comentarios sobre algunas situaciones que vacían nuestras vidas y que, según él, deberían ser cambiadas en nuestro día a día. «Una situación es la hipocresía: digo y no hago». Otra situación, conforme el arzobispo, es la vanidad. «No es un servicio al Reino de Dios. La vanidad vuelve el interior vacío». Hay también, según el prelado, otra situación: el gusto del poder, que «imponen cargas pesadas a todos».
Como forma de luchar contra estas situaciones, Mons. Orani destaca los caminos de cambio ofrecidos por el Evangelio. «En vez de aparecer, actuar secretamente; la simplicidad en lugar de la duplicidad, el servicio en vez del poder. El mayor mandamiento, dice Jesús, es ‘Amarás’ y en la liturgia de hoy agrega: el mayor entre vosotros será vuestro siervo», afirma el prelado.
Concluyendo su artículo, Mons. Orani menciona el Día Nacional de la Juventud (DNJ), celebrado en el Brasil entero el pasado fin de semana. Relacionando esta conmemoración con el tema de su texto, el prelado afirma que es bueno recordar que la juventud da mucho valor a la autenticidad evangélica. La juventud quiere líderes que tengan coherencia en la predicación y la acción. Notamos eso por los movimientos que surgen en todos los rincones del mundo y también en nuestro país, exigiendo coherencia y transparencia», aseveró.
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