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La Plata (Lunes, 14-11-2011, Gaudium Press) Sobre las buenas lecturas como elemento necesario en la construcción del vocabulario, de las ideas, su influencia en el desarrollo y opciones de la voluntad, y finalmente su favorecimiento a la verdadera libertad, habló Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de la Plata, Argentina, y quien es también presidente de la Comisión Episcopal para la Educación Católica. Las disertaciones del obispo son transmitidas en el programa televisivo semanal «Claves para un Mundo mejor»
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| Cristo Juez, porta en su mano el Libro de la Vida – Catedral de Amiens |
«Más allá del juego de palabras es importante advertir que la libertad no es una fuerza ciega, no es una elección indeterminada de la voluntad abierta a posibilidades infinitas, pero sin orientación, la libertad es orientada por la inteligencia, por la razón. Entonces, en la estructura del acto libre hay un juego muy delicado, muy bello, entre la razón y la voluntad», afirmó Mons. Aguer, buscando establecer un nexo entre lectura y libertad.
«De modo que es importante saber qué ideas se forjó la razón acerca de la realidad, qué sentido adquirió de la vida, qué horizonte propone para las elecciones que una persona tiene que hacer. Es la inteligencia la que ofrece el contenido objetivo a la libertad: lo que hay que elegir, y las razones por las cuales hay que elegir o no, hay que elegir esto o aquello».
«Una concepción correcta de la libertad valoriza medios o instrumentos que le permiten a la inteligencia humana conocer mejor la realidad del hombre y la realidad de las circunstancias en las cuales el hombre tiene que obrar», comentó y señaló que en Occidente, sobre todo en los siglos modernos, se advierte que «es importante una cultura, una concepción del mundo para poder obrar con sentido, para poder ser más libre».
Vocabulario y lectura
Hablando sobre el fenómeno del poco vocabulario de las nuevas generaciones, señalado por muchos estudiosos, el Arzobispo de La Plata afirmó que «hoy, los expertos en las cuestiones cognitivas y en la pedagogía suelen observar que los chicos, actualmente, utilizan un bagaje muy restringido de palabras. Usan pocas palabras. No saben cómo expresarse. Si tienen pocas palabras para emplear o para designar las cosas quiere decir que tienen pocas ideas en su cabeza y quiere decir que también se basan en una relación también restringida con la realidad. Sólo abarcan un sector muy restringido de la realidad, y eso significa también una limitación de la propia libertad».
La instrucción sirve Para ser libres. De allí vamos a la cuestión de los libros. Es fundamental leer». Y añadió: «¿Por qué los chicos usan pocas palabras? Lo hacen porque leen poco. Entonces no saben cómo nombrar las cosas».
«Podríamos reducir esta reflexión a una especie de eslogan: «Libros para ser libres». Estoy obviamente refiriéndome a los buenos libros, a los libros que tienen un contenido edificante, a aquellos que representan para el hombre un verdadero crecimiento espiritual».
«Valga esto para animar a la lectura y para la elección de buenos libros. Esa elección de los buenos libros está íntimamente, aunque de un modo un poco secreto y misterioso, vinculada a la buena elección de las cosas que debemos decidir en la vida», concluyó el prelado.
Con información de AICA
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