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Ciudad del Vaticano (Lunes, 21-11-2011, Gaudium Press) El evento central del segundo día del viaje apostólico del Santo Padre a Benín fue la firma de la exhortación apostólica post-sinodal «Africae munus» en cuya ocasión Benedicto XVI reafirmó el tema de la reconciliación, la justicia y la paz para los países del continente. Durante el día el Papa encontró en Ouidah a los seminaristas, los sacerdotes, los religiosos y los fieles laicos; y después los obispos de Benín en Cotonou. El Papa firmó simbólicamente cuatro copias de la exhortación, una de cada una de las tres lenguas del continente: inglés, francés y portugués, además de ellas una en italiano.
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| El Papa bendice a los fieles en la misa en la Basílica de la Inmaculada Concepción en Ouidah |
«Es preciso no cesar jamás de buscar los caminos de la paz. Ésta es uno de los bienes más preciosos. Para alcanzarla, es necesario tener el coraje de la reconciliación que nace del perdón, de la voluntad de recomenzar la vida comunitaria, de la visión solidaria del futuro, de la perseverancia para superar las dificultades», fue el apelo del Pontífice en portugués al final del discurso de la firma del «Africae munus».
A la Iglesia Católica de Benín el Santo Padre quiso reafirmar la necesidad de la reconciliación y la paz, «puntos importantes para el mundo en general, pero que se revisten de una actualidad muy particular en África», puntos que junto a la justicia fueron los temas guías de la segunda Asamblea sinodal sobre el África que sucedió en el Vaticano del día 4 al 25 de octubre de 2009. El Papa vino por segunda vez al África justamente para entregar la exhortación «Africae munus», un subsidiario para la Iglesia Católica en África con clara y profunda presentación de la situación actual. El segundo viaje al continente africano concluye un largo recorrido preparatorio y conclusivo sobre la situación de la Iglesia y la sociedad africana estudiada en el segundo Sínodo sobre el África.
Ser como el cristal
Antes de firmar el documento, el Santo Padre encontró a sacerdotes, seminaristas, religiosos y fieles laicos recordando que «un ideal evangélico» impone «la responsabilidad de la promoción de la paz, la justicia y la reconciliación», en primer lugar a los sacerdotes. A todos los presentes el Papa recordó la misión de la propia vocación. El sacerdote es llamado a «ser hombre de comunión» y debe ser como cristal, esto es, «debe dejar trasparecer aquello que celebra y aquello que recibe»: la persona de Jesucristo.
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| El Sumo Pontífice, a la salida de la Basílica de la Inmaculada Concepción en Ouidah |
«Nunca substituiréis- dijo el Santo Padre – la belleza de vuestro ser sacerdotal con realidades efímeras y a veces nefastas que la mentalidad contemporánea intenta imponer a todas las culturas. Os exhorto, amados sacerdotes, a no subestimar la grandeza insondable de la gracia divina en vosotros depositada y que os torna capaces de vivir al servicio de la paz, la justicia y la reconciliación».
El Papa reafirmó a los seminaristas la necesidad de formarse para «vivir el sacerdocio ministerial como el lugar de vuestra santificación». La formación sacerdotal necesita de sacrificios e integración de las exigencias. Con un tono personal Benedicto XVI agregó que «el sacerdote de hoy y de siempre -si quiere ser un testigo creíble al servicio de la paz, la justicia y la reconciliación- debe ser un hombre humilde y equilibrado, sabio y magnánimo. Con mi experiencia de 60 años de vida sacerdotal, puedo confiaros, queridos seminaristas, que nunca os arrepentiréis de los tesoros intelectuales, espirituales y pastorales que hubieres acumulado durante vuestra formación».
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| El Papa en el seminario de San Gall, en Ouidah |
A todos los presentes en el Seminario San Gall de Ouidah el Pontífice romano invocó una fe «auténtica y viva» y también «indefectible» en los sincretismos, ocultismos y los espíritus malignos. La Iglesia católica debe tornarse plenamente «la familia de Dios». Porque solamente «una Iglesia reconciliada internamente y entre sus miembros podrá volverse señal profética de reconciliación a nivel de la sociedad, de cada país y del continente entero». Eso es la base de la vocación de la Iglesia católica en África para promover la paz y la justicia en el mundo y para «combatir cualquier forma de esclavitud», continuó el Papa en la Catedral de Ouidah en la firma de la exhortación «Africa munus».
En la Nunciatura en Cotonou – Una formación en el camino de la santidad
En la Nunciatura de Cotonou el Papa profirió un discurso a los obispos. Los 150 años de la evangelización de Benín son motivo de agradecimiento y al mismo tiempo una ocasión para «dar un nuevo vigor a la consciencia misionera» de la Iglesia, y para «donar todo al servicio del Evangelio» para «testimoniar al mundo su amor». «No tengáis miedo de suscitar vocaciones misioneras de sacerdotes, de religiosos y religiosas y de laicos», alentó el Santo Padre reafirmando la necesidad de «una conversión constante», de la oración y la meditación de la Palabra de Dios.
Al final del discurso a los obispos, el Papa reafirmó también la necesidad de la propia formación de los futuros sacerdotes, una realidad que debe ser muy importante para un obispo. «Sois llamados -dijo- a tener una consciencia viva de la fraternidad sacramental» que debe ser caracterizada por «una actitud de escucha, de solicitud personal y paterna». La formación sacerdotal es, antes que nada, el «aprender a vivir en constante contacto con Dios». El Papa invitó a escoger los formadores «con prudencia y discernimiento», capacidades de las cualidades humanas e intelectuales, pero también una formación en el camino de la santidad.
El largo día terminó con la cena con los obispos de Benín y con la comitiva papal en la Nunciatura Apostólica de Cotonou.
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