Trujillo (Martes, 13-12-2011, Gaudium Press) «La Doctrina Social de la Iglesia y el Empresario», fue el tema del conversatorio que reunió a un promedio de 100 empresarios de la Región La Libertad y Trujillo en la ciudad peruana, con el objeto de reflexionar sobre la empresa con rostro humano y como promotora de la dignidad humana.
Foto: Conferencia Episcopal Peruana |
El evento, que tuvo lugar en la Cámara de Comercio y Producción de La Libertad en Trujillo, fue convocado por el Arzobispado de Trujillo y contó con la participación como ponente del Obispo de Chosica, Mons. Norberto Strotmann Hoppe, quien ha tenido una amplia trayectoria en el área de la Pastoral Social.
Temas como la Iglesia y el mercado, la economía social de mercado y la visión integral de la empresa desde la Doctrina Social de la Iglesia, fueron algunos de los aspectos que abordó Mons. Strotmann Hoppe en su ponencia.
De manera especial, tal como informó el Servicio Informativo Semanal de la Conferencia Episcopal Peruana, el Obispo de Chosica -retomando parte de las enseñanzas de Benedicto XVI en la materia-, enfatizó que la Doctrina Social de la Iglesia propone que la libertad y la justicia social son dos valores insustituibles para el desarrollo tanto de la persona como de la sociedad.
Igualmente, alentó a los empresarios a desarrollar iniciativas a favor de los más necesitados y a fiscalizar las políticas del Estados para que ellas estén a favor de la justicia social.
Doctrina Social de la Iglesia y el Papel del Empresario
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, elaborado por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz, recuerda que la doctrina social «insiste en la necesidad de que el empresario y dirigente se comprometan a estructurar la actividad laboral en sus empresas de modo que favorezcan la familia, especialmente a las madres de familia en el ejercicio de sus tareas (…), que inviertan, en caso de que se den las condiciones económicas y de estabilidad política para ello, en aquellos lugares y sectores productivos que ofrezcan a los individuos y a los pueblos la ocasión de dar valor al propio trabajo».
Del mismo modo, el Compendio hace énfasis en que «los empresarios y los dirigentes no pueden tener en cuenta exclusivamente el objetivo económico de la empresa, los criterios de la eficiencia económica, las exigencias del cuidado del ‘capital’ como conjunto de medios de producción», sino -como continúa el documento- «es también un deber preciso el respeto concreto de la dignidad humana de los trabajadores que laboran en la empresa».
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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