sábado, 23 de noviembre de 2024
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"La paz no es un bien ya alcanzado sino una meta, a la cual todos y cada uno debemos aspirar", observa el Papa en el Mensaje para el Día Mundial de la Paz

Ciudad del Vaticano (Viernes, 16-12-2011, Gaudium Press) «Prestar atención al mundo juvenil, saber escucharlo y valorarlo no es solo una oportunidad sino un deber primario de toda la sociedad para la construcción de un futuro de justicia y de paz»: es ese el apelo del Santo Padre a las instituciones educativas y a los políticos en primer lugar, pero también a los padres, en el Mensaje para el 45° Día Mundial de la Paz que es celebrado el día 1° de enero de 2012 sobre el tema «Educar a los jóvenes para la justicia y la paz». El Mensaje es siempre dirigido al mundo diplomático y político. El Pontífice observa al final del documento que «la paz no es un bien ya alcanzado sino una meta, a la cual todos y cada uno debemos aspirar».

2011-12-15T180429Z_1096521739_GM1E7CG05XF01_RTRMADP_2_ITALY.jpgEl actual Mensaje para el Día Mundial de la Paz del Santo Padre es una lección para los responsables por la educación de los jóvenes a la paz, la justicia y la verdad, pero también un apelo a los propios jóvenes para que sean «un ejemplo y estímulo para los adultos» de «superar las injusticias y la corrupción» para construir un futuro mejor.

A los responsables de las instituciones educativas el Papa pide que ayuden a los jóvenes a descubrir la propia vocación y que apoyen en la familia su formación. Además, desea que «todo ambiente educativo pueda ser un lugar de apertura a lo transcendental y a los otros; lugar de diálogo, cohesión y escucha».

A los políticos el Pontífice pide que «ayuden concretamente a las familias y las instituciones educativas a ejercer su derecho-deber de educar», y espera que se garantice «el acceso a la instrucción» y que se permita que «las familias puedan escoger libremente las estructuras educativas consideradas más idóneas para el bien de sus hijos». También, pide «favorecer la reunificación de las familias que están separadas debido a la necesidad de encontrar medios de subsistencia».

Lo esencial en la educación

En la explicación de lo esencial de la educación, el Santo Padre afirmó que debe ser una formación integral del hombre. «El hombre es un ser que trae en el corazón una sed de infinito, una sed de verdad – no una verdad parcial, sino capaz de explicar el sentido de la vida -, porque fue creado a imagen y semejanza de Dios». Así, es importante «formar para la auténtica libertad» radicada en los derechos de Dios. Por eso, «para ejercer su libertad, el hombre debe superar el horizonte relativista y conocer la verdad sobre sí mismo y la verdad a cerca del bien y del mal».

«En el interior de la consciencia – continúa el Pontífice – el hombre descubre una ley que no se impuso a sí mismo, pero a la cual debe obedecer y cuya voz lo llama a amar y hacer el bien y a huir del mal, a asumir la responsabilidad del bien cumplido y del mal practicado. Por eso el ejercicio de la libertad está íntimamente ligado con la ley moral natural, que tiene carácter universal, expresa la dignidad de cada persona, coloca la base de sus derechos y deberes fundamentales y por tanto, en último análisis, de la convivencia justa y pacífica entre las personas».

2011-12-15T180122Z_750922818_GM1E7CG05VR01_RTRMADP_2_ITALY.jpgEl Santo Padre afirma que al educar a los jóvenes no es posible ignorar «ciertas corrientes de la cultura moderna» que «apoyadas en principios económicos racionalistas e individualistas, alienaron de sus raíces transcendentales el concepto de justicia, separándolo de la caridad y la solidaridad». La paz, que es un «don de Dios», precisa de la formación «a la compasión, la solidaridad, la colaboración, la fraternidad» de los jóvenes.

El Mensaje para el 45° Día Mundial de la Paz concluyó con un apelo de aliento a los jóvenes: «Queridos jóvenes – dice el Papa – vosotros sois un don precioso para la sociedad. Delante de las dificultades, no os dejéis invadir por el desánimo ni os abandonéis a falsas soluciones, que frecuentemente se presentan como el camino más fácil para superar los problemas. No tengáis miedo de empeñaros, de enfrentar la fatiga y el sacrificio, de optar por caminos que requieren fidelidad y constancia, humildad y dedicación». Benedicto XVI pide también a los jóvenes que sean «conscientes de las propias posibilidades» y que no se encierren «en ellos mismos, sino que trabajen por un futuro más luminoso para todos». El Papa asegura a todos: «¡Nunca os sintáis solos! La Iglesia confía en vosotros, os acompaña, os alienta y desea ofreceros lo que tiene de más precioso: la posibilidad de levantar los ojos hacia Dios, de encontrar a Jesucristo – Él que es la justicia y la paz».

 

 

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