Ciudad del Vaticano (Viernes, 16-12-2011, Gaudium Press) La primera evangelización del continente americano fue el punto de partida para la tercera predicación de Adviento del Padre Raniero Cantalamessa, hecha hoy de mañana en la Capilla «Redemptoris Mater» en el Vaticano, para el Santo Padre y la Curia Romana. «La mayor cosa que sucedió en 1492 no fue el descubrimiento de América por Cristóbal Colón, sino que América descubrió a Jesucristo», observó el religioso capuchino.
«A un mundo sin pecado pero sin Jesucristo, la teología mostró preferir un mundo con el pecado pero con Jesucristo. ‘Oh feliz culpa – exclama la liturgia pascual en el Exultet – que nos permitió tener un redentor tan grande’. ¿No deberíamos decir lo mismo de la evangelización de ambas Américas, del Sul y del Norte? A un continente sin «los errores y las sombras» que acompañaron su evangelización, pero también sin Cristo, ¿quién no preferiría un continente con estas sombras, pero con Cristo? ¿Cuál cristiano, de derecha o de izquierda (principalmente si es sacerdote o religioso) podría decir lo contrario sin faltar, por eso mismo, con la propia fe?», dijo padre Cantalamessa en la predicación dedicada a la evangelización del continente americano.
Hablando sobre la actual situación misionera de los desafíos que el mundo nos trae, el predicador de la Casa Pontificia observó que la Iglesia Católica en América Latina tiene dos rostros, el activo y el contemplativo. «Hay lugar para unos y para otros – continuó – más aún, precisamos de unos y otros, no pudiendo ninguno de ellos realizar el evangelio integral y representar a Cristo en todos los aspectos de su vida. Cada uno debería, por tanto, alegrarse que los otros hagan aquello que él no puede hacer: quien cultiva la vida espiritual y el anuncio de la Palabra que encuentre quien se dedica a la justicia y la promoción social, y viceversa. Es siempre válida la advertencia del Apóstol: «Dejemos, pues, de juzgarnos unos a otros» (cfr. Rom 14, 13)».
La crisis de las vocaciones en las órdenes religiosas que se observa en el continente latinoamericano es causada por la secularización, pero no solamente. La vocación es obra del Espíritu Santo que va «donde es amado, donde es invitado y donde es esperado». Padre Cantalamessa recordó que «Juan Pablo II exhortaba a los religiosos y las religiosas de América Latina a «evangelizar a partir de una profunda experiencia de Dios» que sea actual también hoy en el aspecto de las vocaciones.
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