Xalapa (Martes, 20-12-2011, Gaudium Press) «Cuando las seguridades humanas comienzan a fallar, cuando las autoridades traicionan las esperanzas del pueblo, cuando el sufrimiento se manifiesta de varias formas, las personas se vuelven a Dios para pedir la fuerza y la esperanza necesarias para seguir. En estos momentos, las personas buscan todavía más al Señor». Es lo que afirma el Padre José Juan Sánchez Jácome, encargado del Sector de Comunicaciones Sociales de la Arquidiócesis de Xalapa, México, en un texto distribuido a sectores de comunicación y prensa.
«México continúa siendo un país profundamente religioso, no obstante la hegemonía del relativismo que corroe los valores religiosos», afirma el sacerdote.
México continúa siendo un país profundamente mariano |
El Padre José Juan recuerda que el mes de diciembre revela, de modo emotivo, la imagen religiosa del pueblo de su país. «Millones de mexicanos están yendo este mes a iglesias y santuarios dedicados a Nuestra Señora».
Pero, afirma el sacerdote, que no es solo en este mes que eso sucede: «durante todo el año, hay un constante movimiento espiritual alrededor de las festividades y tradiciones religiosas».
En México, es grande la devoción a María, especialmente bajo la invocación de la «Virgen de Guadalupe». Este movimiento espiritual extraordinario, que vemos alrededor de Guadalupe, dice el encargado del Sector de Comunicaciones de la Arquidiócesis, sirve para «demostrar el espíritu religioso del pueblo de México».
Pero no se puede descartar el hecho de que «la crisis (que vive el país actualmente) acentuó el carácter religioso de nuestro pueblo»: «el pueblo se dirige a la Virgen de Guadalupe porque se siente protegido».
Y agrega el Padre José Juan, «las personas buscan a los Santos con devoción para expresar explícitamente que en estos tiempos precisamos de personas como ellos, precisamos de modelos a seguir y de respuestas, aquí y ahora».
De cualquier forma, sea cual sea el motivo actual del crecimiento visible de la devoción religiosa en el país, es innegable que el pueblo mexicano tiene un llamado de Dios, una vocación especial de la Providencia para ser un lucero de Fe en América y el Mundo.
Y eso –la historia lo ha mostrado– los mexicanos saben hacer con el entusiasmo que les caracteriza, sobre todo en medio de crisis, dificultades, sufrimientos y tormentas. Es solo recordar los «Cristeros».
Gaudium Press / João Sergio Guimaraes
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