sábado, 23 de noviembre de 2024
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La fe alegre y dispuesta al sacrificio como la de los africanos, es una respuesta al agotamiento del viejo mundo, dice el Papa

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El Sumo Pontífice a su llegada a la audiencia

Ciudad del Vaticano (Jueves, 22-12-2011, Gaudium Press) Un fuerte llamado a redescubrir la fuerza motivante y la belleza de la fe para reencontrar la alegría en la propia vida, fue el tema central del discurso pronunciado por el Santo Padre esta mañana con motivo del tradicional Saludo de Navidad a la Curia romana. Benedicto XVI habló de la inolvidable experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid el pasado verano y del viaje a Benín para la entrega de la exhortación apostólica «Africae munus». «Encontrar esta fe pronta al sacrificio, y en ello alegre, es una gran medicina contra el cansancio de ser cristianos que vivimos en Europa», dijo el Papa a los presentes en la Sala Clementina, cardenales, obispos y prelados de la Curia Romana.

«¿Cómo anunciar hoy el Evangelio?» y «¿en qué modo la fe, como fuerza viva y vital, puede hoy convertirse en una realidad?» son las preguntas formuladas por el Papa en el discurso sobre el estado de la fe. Europa necesita la experiencia de la «fuerza motivante» que es la fe que a través de «la renuncia y el sacrificio» y el «fortalecer la voluntad», pero sobre todo la fe que trae consigo la alegría de ser amado y aceptado, pueda recuperarse de la crisis económica, pero especialmente recupere una ética cuya falta «pone en peligro el Viejo Continente».

Con motivo del saludo de Navidad a la Curia romana, el Santo Padre siempre reflexiona sobre el año trascurrido, haciendo un balance sobre los acontecimientos eclesiales. Esta mañana, reiteró la urgencia del tema de la nueva evangelización que debe hacer frente a la crisis de fe que se expresa en la falta de interés de los jóvenes en asistir a las iglesias, en un estancamiento en el crecimiento de las vocaciones al sacerdocio y un aumento del escepticismo y la incredulidad.

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La reunión se realizó en la Sala Clementina

«El quid de la crisis de la Iglesia en Europa es la crisis de fe. Si a ella no encontramos una respuesta, si la fe no retoma la vitalidad, convirtiéndose en una profunda convicción y en una fuerza real al encuentro con Jesucristo, todas las demás reformas no serán efectivas». Para Benedicto XVI, la «medicina» contra la crisis y la «fatiga» es una fe «dispuesta al sacrificio» y «alegre», que se podía percibir en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid y en el viaje apostólico a Benín, África.

«Con todos los problemas -subrayó el Santo Padre-, todas los sufrimientos y penas que sin duda hay en África, sin embargo siempre se experimentaba la alegría de ser cristianos, con el apoyo de la felicidad interior de conocer a Cristo y pertenecer a su Iglesia. A partir de esta alegría también nace la energía para servir a Cristo en situaciones de sufrimiento humano enorme, para ponerse a su disposición, sin replegarse sobre el propio bienestar».

Continuando con la reflexión sobre su viaje a Benín y a Madrid para la JMJ, el Papa señaló los cinco puntos del testimonio de la fe de los jóvenes y de los africanos que son la «medicina» para el cansancio del viejo continente: «una nueva experiencia de la catolicidad, de la universalidad de la Iglesia», donar el tiempo propio y la fuerza del propio trabajo a los demás de manera desinteresada; la adoración como un acto de fe; la penitencia que expresa su propia responsabilidad en el perdón, y, finalmente, la alegría que viene del hecho de que ser querido por Dios.

«Proveniente del Creador, existe en el hombre la disponibilidad de amar y la capacidad para responder a Dios en la fe». Con estas palabras, el Papa Ratzinger reiteró la misión principal de su pontificado de llevar a la gente a través de la fe y la alegría hacia Dios que nos ama. La tendencia contraria a este amor es el egoísmo, el encerrarse en sí mismo y el mal que nos tira hacia abajo.

El Pontífice reafirmó la importancia de ser aceptado y amado, principalmente por Dios. Pero cuando el hombre pierde el vínculo con Dios viene la «duda», que se traduce en falta de alegría, en tristeza interior, que se puede leer en tantos rostros humanos. «Sólo la fe me da la certeza de que es bueno que yo exista. Es bueno que exista como persona humana, incluso en tiempos difíciles. La fe hace felices desde el interior».

El saludo de Navidad a la Curia Romana es el último evento importante antes de la celebración de Navidad en el Vaticano. El próximo discurso importante será para los embajadores acreditados ante la Santa Sede, que es el mes de enero.

 

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