sábado, 23 de noviembre de 2024
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"Mirar el paso de Dios en nuestra historia" es la invitación de la Conferencia Episcopal de Chile en su tradicional Mensaje de Navidad

Santiago (Jueves, 22-12-2011, Gaudium Press) Durante una visita al hospital de niños Roberto del Río, el Arzobispo de Santiago y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, monseñor Ricardo Ezzati, dio a conocer ayer por la mañana el Mensaje de Navidad del Comité Permanente del Episcopado.

MensajeNavidad1.jpgLa misiva dirigida a todos los fieles católicos y hombres y mujeres de buena voluntad se titula: «Miremos el paso de Dios en nuestra historia» y en ella, los obispos desean saludar y entregar una palabra de aliento a todo el pueblo chileno, especialmente desde «el Misterio de la Encarnación y la humildad del pesebre».

«Vayamos a Belén; contemplemos lo que allí acontece y llenemos el corazón de paz, de esperanza y de gozo (…) Es Navidad y en nuestros hogares oraremos ante el pesebre para contemplar y acoger el amor de Dios por la humanidad, y para llevar al corazón la luz de esperanza y de paz que nació en Belén», señala el mensaje.

«El pobre es Cristo»

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Mons. Ezzati hace lectura del mensaje de Navidad

Al inicio del mensaje, los Pastores invitan a reflexionar sobre las circunstancias que rodean el nacimiento del Niño Dios.

«Al mirar el pesebre, contemplamos la opción radical de Dios: se hizo pobre y pequeño; puso su tienda en medio nuestro y compartió la pobreza, la persecución, y la marginación de los más humildes. Por eso la Navidad interpela a un país donde la pobreza y la marginación que sufren tantos hermanos siguen siendo sólo un tema de números, un problema incómodo que atribuimos a otros, una fotografía que nos echa a perder el álbum de país emergente», expresan.

Ante esta realidad, «cada uno, desde su responsabilidad personal y ciudadana, miremos a quienes padecen grandes carencias, y recordemos la aleccionadora enseñanza de San Alberto Hurtado: `El pobre es Cristo´».

«En particular, no nos puede dejar tranquilos la evidencia de que para muchos hijos de la patria, conseguir lo esencial para vivir y crecer sea también fuente permanente de sufrimiento y angustia», enfatizan.

La cultura del don que el Hijo de Dios nos revela en Belén

El Hijo de Dios acostado en un pesebre -continúan los obispos- es el más claro ejemplo de la gratuidad de Dios para con sus hijos, y es esta constatación la que debe motivarnos a romper las lógicas egoístas de nuestra sociedad para darnos nosotros también gratuitamente a nuestros hermanos, contribuyendo así, a crear una verdadera «cultura del don» en nuestra realidad particular.

«La vida cambia su rumbo cuando nos detenemos a reconocer a los demás como hermanos. ¡Cuánta injusticia, cuánto abuso, cuánta violencia y cuánto estrés le evitaríamos a nuestra vida personal y social si nos esforzáramos en construir «la cultura del don» que el Hijo de Dios nos revela en Belén! La estrella de Belén proclama también hoy que lo más propiamente humano es gratuito y es don», indican.

MensajeNavidad4.jpgY agregan: «El mayor regalo de todos los tiempos, `un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre´ (Lc 2,13), cuestiona el surgir de una sociedad donde, desde la más temprana edad, se aprende que todo se mide, se pesa y calcula. Belén nos recuerda que la amistad, la alegría y el goce pleno de la vida son gratuitos, como gratuito es el amor de Dios hacia la humanidad».

Iglesia: instrumento del amor de Dios al servicio de la comunidad

«Sabemos que el Evangelio es novedad que interpela y transforma», manifestaron y es por ello que «como Iglesia reconocemos que nos ha faltado humildad y audacia para proponer el mensaje cristiano desde un testimonio de vida más coherente, en verdad y caridad».

Al concluir su misiva los obispos desean que «el misterio de la encarnación y del nacimiento de Jesús en Belén nos renueve en el propósito de ser una Iglesia que es fuente e instrumento del amor de Dios al servicio de la comunidad».

«En este espíritu, les deseamos unas felices fiestas de Navidad, recordando, de manera especial, a los pobres, a los enfermos, a los encarcelados y a quienes buscan verdad, amor y justicia. ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres y mujeres amados por Él!».

Gaudium Press / Igor Roco

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