Lima (Jueves, 22-12-2011, Gaudium Press) «La Navidad es tiempo para celebrar la vida y para dirigir nuestra mirada hacia los más débiles e indefensos, para mostrar también nuestro rostro humano, así como Él -Jesús- lo hizo. No olvidemos nunca que un niño es el fruto de la vida, es el fruto del árbol de la vida»; es parte del mensaje y reflexión que han querido dirigir los obispos de Perú -en cabeza de Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, Arzobispo de Trujillo y Presidente del Episcopado Peruano; y Mons. Lino Panizza Richero, Obispo de Carabayllo y Secretario General del órgano eclesial- con ocasión de la Navidad.
Mons. Miguel Cabrejos Vidarte |
En el mensaje, alentando a reflexionar sobre el don inestimable de la vida, los obispos peruanos recuerdan que ella «es el primer derecho de todos», por lo cual, «debe estar por encima de cualquier otro valor social, económico, psicológico, afectivo, sanitario y familiar».
Razón de ello, los obispos invitan a que en este tiempo de Navidad también se reflexione sobre la necesidad de proteger al no nacido: «Ser embrión, feto, niño o adulto es una misma cadena que nos une al punto donde aparece la imagen de Dios que es vida y da la vida a todas y a cada una de las personas. Una sociedad que no asegura la vida de los no nacidos es una sociedad que vive como una tragedia su misión fundamental: dar, reconocer, proteger y promover la vida de todos».
En este sentido, los representantes del Episcopado Peruano, igualmente llaman a que se proteja la vida en todo momento: «Jesús, Dios hecho niño, no solo experimentó el amor de María y de José, sino también su cuidadosa protección que le ofrecieron como familia y de familia exiliada en Egipto».
Al respecto, también dicen que son innumerables y lamentables los atentados y violaciones que se dan contra los derechos de las niñas y niños, muchos de los cuales «son cometidos salvajemente por sus propios padres y miembros de la propia familia», según agregan.
Con motivo de lo anterior, y en el contexto de la Navidad, los obispos peruanos exhortan para que, respetando la dignidad de todo niño, «se generen en las instituciones públicas y privadas compromisos concretos que ayuden a consolidar la familia como célula básica de la sociedad, se les brinde el acceso a los cuidados de salud y los medios necesarios para una educación conveniente, y así les ofrezcamos futuro de alegría y esperanza».
Finalmente, invocan para que el niño Jesús «ayude a amar y defender la vida, a cuidar y defender a todo niño, especialmente al más indefenso y necesitado».
También desean que «el Niño Dios y su Santísima Madre sigan iluminando a cada una de las familias, en ese camino gratificante de formar y proteger a sus hijos con amor y sabiduría».
Con información de la Conferencia Episcopal Peruana.
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