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La Habana (Lunes, 02-01-2012, Gaudium Press) Tras un largo recorrido que inició en agosto del 2010, concluyó en La Habana la Peregrinación Nacional de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. Evento que se realizó en el país caribeño como parte de las actividades preparatorias que organiza la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba para conmemorar los 400 años del hallazgo de la imagen de Nuestra Señora en la Bahía de Nipe en el año 1612.
La peregrinación de la Virgen, que se realizó por prácticamente todos los rincones de Cuba, culminó el pasado 30 de diciembre en una Misa Solemne celebrada en la Avenida del Puerto, la cual fue presidida por el Cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana.
«No brotan fácilmente las palabras que intentarían hacer el recuento de esta peregrinación nacional que ha llevado la imagen bendita de la Virgen de la Caridad del Cobre desde la punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio, deteniéndose en cada ciudad, cada pueblo, batey o cruce de caminos, visitando hospitales, hogares maternos o de ancianos, centros de estudio y recintos penitenciarios», recordaba el Cardenal sobre el recorrido que hizo por Cuba la patrona del país al pronunciar su homilía ante miles de fieles.
Continuando con su discurso, el purpurado, refiriéndose al significado que tuvo esta peregrinación en los fieles cubanos, expresó que cuando los seres humanos dan apertura a los trascendente, esa apertura «nos hace salir del encierro en nosotros mismos, nos abre una relación renovada con los demás y despeja, por la esperanza que se genera en el corazón humano, las nubes que ensombrecen el futuro».
En este sentido, el Cardenal Ortega señaló que la Virgen de la Caridad «nos hace mirar desde más alto, y la vida se divisa de manera distinta desde el balcón de la fe».
Sobre el paso de la Virgen por Cuba, el Cardenal señaló que la experiencia no sólo ha avivado la fe y la primacía de los valores espirituales cristianos en los cubanos, sino que «nos ha abierto los ojos también a nosotros, obispos y sacerdores, pastores de este pueblo, sobre el reclamo de nuestra gente de ser esclarecidos, iluminados, apoyados en esos valores que desean vivir».
El Arzobispo de La Habana agradeció a los cubanos «por el cariño y la veneración con que fue acogida la imagen de María de la Caridad», así como «por las muestras de afecto a su obispo, que ha tenido la oportunidad y la dicha de proclamar entre ustedes la buena noticia de Cristo Salvador».
Finalmente, el purpurado elevó sus oraciones a la Madre de Dios expresando su agradecimiento por sus bendiciones: «Gracias, Madre, por tantos dones, ven de nuevo sobre las olas a veces agitadas de nuestra historia y con tu manto, que las aguas nunca pudieron salpicar, cúbrenos a todos los cubanos, también a los que viven fuera de Cuba o se hallan en misiones de servicio en otros países».
Con información de la Arquidiócesis de San Cristóbal de La Habana.
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