Tubarão (Viernes, 20/01/2012, Gaudium Press) La Diócesis de Tubarão, en el estado de Santa Catarina, Brasil, está lanzando una campaña con el propósito de hacer que la beata Albertina Berkenbrock sea indicada como patrona de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2013, que ocurrirá en la ciudad de Río de Janeiro.
Para la JMJ del año que viene, Brasil tendrá la alegría de acoger al Papa Benedicto XVI y una gran parte de la juventud católica de todo el mundo.
Y teniendo en vista la grandiosidad de ese encuentro, y sabiendo que él está destinado a los jóvenes, la diócesis catarinense busca conquistar la adhesión de todos para su campaña que visa presentar como modelo de juventud a su joven más conocida: Albertina Berkenbrock.
Según la coordinación diocesana de Tubarão, la beata Albertina es el modelo a quien los jóvenes de hoy deben seguir y espejarse.
Con ese propósito, la diócesis llama a que, a través de las redes sociales, todos difundan esa idea para que el pedido llegue hasta el Comité Organizador de la JMJ y convenza a sus miembros a adherirse a la campaña.
Los dirigentes de la Campaña sugieren que sea compartida al máximo posible esa idea en el Facebook, Twitter, Google+, Orkut, Blogs, y también en otros medios eficaces para eso.
Cuantas más personas compartan, más chances la diócesis tendrá de conseguir que esa idea pueda ser concretada.
Quién fue Albertina Berkenbrock
Albertina nació el día 11 de abril de 1919, en São Luís, municipio de Imaruí, en el estado de Santa Catarina. Sus padres y familiares supieron educar a la niña en la fe, y le transmitieron desde muy temprano las principales verdades de la Iglesia. Ella aprendió en seguida las oraciones, era perseverante en hacerlas y muy recogida al rezar. Se confesaba con frecuencia, iba regularmente a misa y comulgaba con fervor.
Albertina fue también muy devota de Nuestra Señora, la veneraba con cariño, tanto en la capilla de la comunidad como en casa. Junto con los familiares recitaba el rosario y recomendaba a María su alma y su salvación eterna.
Tenía especial devoción a Sao Luis, titular de la capilla de donde vivía y modelo de pureza. La formación cristiana despertó en Albertina la inclinación a la bondad, a las prácticas religiosas y a la vivencia de las virtudes cristianas, en la medida en que una niña de su edad las entendía y podía vivirlas.
A veces, sin embargo, algunos niños ponían a prueba su mansedumbre, modestia, timidez y repugnancia por ciertas faltas. Albertina entonces se callaba. Nunca se rebeló, ni nunca se vengó, incluso cuando le pegaban.
Era persona sincera, sencilla, sin pretensiones, se vestía con simplicidad y modestia. Su caridad era grande. En la Escuela, le gustaba acompañar a las niñas más pobres, jugar con ellas y con ellas dividir el pan que traía de casa para comer en el recreo de las clases.
Todas estas actitudes cristianas muestran que Albertina, a pesar de su poca edad, era persona impregnada de Evangelio. No es raro, por tanto, que haya tenido fuerzas para comportarse con fortaleza cristiana en el momento de su muerte a fin de defender su pureza y virginidad.
Defendiendo su virginidad, Albertina fue asesinada a los 12 años de edad el día 15 de junio de 1931. El asesino era empleado de su padre y se llamaba Maneco Palhoça.
Ese hombre dio a ella una pista falsa sobre el paradero de un buey que había huido.
La intención de él era encaminarla a un lugar donde pudiese, sin llamar la atención, satisfacer sus instintos sexuales rebeldes.
Lejos de todos, el asesino intentó adueñarse de Albertina, pero ella no se dejó dominar. Hubo una larga y terrible lucha entre ellos, hasta que el hombre cortó el cuello de Albertina con un cuchillo y la degolló.
La Beatificación de Albertina ocurrió en solemne celebración eucarística el día 20 de octubre de 2007, frente a la Catedral Diocesana de Tubarão. Presidió la Ceremonia el Cardenal Saraiva Martins, entonces Prefecto de la Congregación para la causas de los Santos.
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