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São Paulo (Jueves, 11-04-2009, Gaudium Press) Sucedió en la noche del último sábado, día 11 de abril, en la Catedral de la Sede, Centro de São Paulo, la Santa Misa de la Vigilia Pascual. En la ocasión, sucedió la bendición del Fuego y del Agua. Comandada por el arzobispo de São Paulo, cardenal Mons. Odilo Pedro Scherer, la celebración llevó un buen número de fieles a la catedral.
La vigilia, con la bendición del fuego, fue iniciada en el lado externo de la catedral, en el marco cero de la Plaza de la Sede. Allá, Mons. Odilo – en compañía de otros sacerdotes, entre ellos Mons. Mamed, obispo auxiliar de la región de Lapa – hizo la preparación y el ascenso del Cirio Pascual, que es la imagen de Cristo vivo.
El Cirio, seguido de los sacerdotes y fieles en procesión, entró a la catedral, que estaba con las luces apagadas. Las velas de los fieles fueron prendidas recordando la historia de la salvación. Enseguida, se iniciaron las lecturas de las sagradas escrituras, la entonación de los cánticos y los momentos de oración.
Después de hacer el anuncio Pascual, de la resurrección de Cristo, Mons. Odilo inició su mensaje resaltando que la vigilia pascual consiste «en la noche más solemne del año, que es recordada desde los primordios del Cristianismo y de la Iglesia». El arzobispo instigó a todos los presentes a reflexionar sobre el significado de la luz, siempre tan presente en el tiempo pascual.
«El fuego recuerda a la luz verdadera. El espíritu de Dios que nos da vida», prosiguió el cardenal. La luz es la referencia de la Iglesia y de los fieles, que deben siempre llevarla adelante. «Debemos hacer brillar esta luz. El mundo anda en trebas y esta luz debe llegar a aquellos que practican el mal y la violencia, rebajando al prójimo».
Mons. Odilo también pidió Luz a los comunicadores, que deben siempre buscar la verdad, a los políticos, economistas y administradores, para que estos sean guiados por Dios y por Cristo Resucitado en los momentos de sus decisiones.
Finalizado el mensaje, Mons. Odilo comandó la bendición de las aguas, cuando el Cirio fue introducido en el agua bendita. Con las velas nuevamente prendidas a partir del Cirio, los fieles renovaron sus votos de bautismo, que es recordado en la noche pascual. Enseguida, el agua bendita fue aspergida en los fieles.
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