Natal (Viernes, 27-01-2012, Gaudium Press) El día 11 de febrero próximo, los símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud llegarán a la ciudad de Natal, en el estado de Río Grande del Norte, en Brasil.
La Iglesia local aprovechará la ocasión para celebrar la memoria de los protomártires brasileños que entregaron sus vidas en Río Grande del Norte.
Los mártires de Río Grande del Norte
El 16 de julio de 1645, fiesta de Nuestra Señora del Carmen, 70 fieles participaban de la misa en la capilla de Nuestra Señora de las Candeias, a 65 kilómetros de Natal. En el momento de la consagración, mientras el padre André de Soreval elevaba la hostia consagrada para la adoración de los fieles, las puertas de la iglesia fueron cerradas y se inició una masacre promovida por soldados holandeses calvinistas e indios de la etnia tapuia y potiguar, que terminó con la muerte de todos los cristianos allí presentes.
Tres meses después, el 3 de octubre, ocurrió una nueva matanza. Pero esta vez en el Ingenio de Uruaçu, donde estaban prisioneros 80 católicos. Allí, doscientos indios caníbales y varios soldados holandeses se lanzaron sobre los fieles y los mataron con requintes de crueldad. Uno de los cristianos exclamaba: «Alabado Sea el Santísimo Sacramento», mientras le arrancaban el corazón por la espalda.
Ambos ataques fueron comandados por Jacó Rabe, conocido por sus saqueos y malas gestiones, hechos con la connivencia de los holandeses, dejando un rastro de destrucción por donde pasaba.
El saldo total de muertes fue de 150 víctimas, de las cuales 30 fueron identificadas (dos sacerdotes y 28 laicos).
Beatificación
El Beato Juan Pablo II beatificó a los 30 mártires el día 5 de marzo del 2000. En la misa de beatificación el Santo Padre realizó un discurso dirigido al Brasil: Hoy, una vez más, resuenan aquellas palabras de Cristo, evocadas en el Evangelio: ‘No temáis a aquellos que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma’ (Mt 10, 28). La sangre de católicos indefensos, muchos de ellos anónimos niños, viejos y familias enteras servirá de estímulo para fortalecer la fe de las nuevas generaciones de brasileños, recordando sobretodo el valor de la familia como auténtica e insubstituible formadora de la fe y generadora de valores morales».
Monseñor Francisco de Assis Pereira, Postulador de la Causa de beatificación de esos Mártires, afirmó que «la memoria de los siervos de Dios sacrificados en Cunhaú y Uruaçu, en 1645, permaneció viva en el alma del pueblo potiguar, que los venera como auténticos defensores de la fe católica».
La cruz y el ícono de Nuestra Señora serán llevados a la Basílica de los Mártires, en el barrio de Nazaret, y después a São Gonçalo do Amarante, donde se encuentra la Comunidad del Uruaçu. Allí habrá una caminata luminosa y una vigilia de los jóvenes delante del Monumento de los Mártires.
El domingo 12, los símbolos de la JMJ serán enviados a la Diócesis de Caicó.
Con informaciones de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil.
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