Secretario del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización reflexiona sobre la Jornada de la Vida Consagrada

Bogotá (Jueves, 02-02-2012, Gaudium Press) Cada 2 de febrero, en la Solemnidad de la Presentación del Señor, la Iglesia en el mundo conmemora la Jornada de la Vida Consagrada, para reflexionar y orar especialmente por todos los religiosos y religiosas que han entregado su vida al servicio de Jesucristo y su Iglesia.

Con motivo de la Jornada, el Secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. José Octavio Ruiz Arenas -quien es además Arzobispo Emérito de Villavicencio, en Colombia-, en entrevista con Radio Vaticana reflexionó sobre el valor, el don y la importancia de la Vida Consagrada.

Para Mons. Ruiz, para evangelizar «es absolutamente necesario el testimonio de vida»

«Es muy importante que esta celebración del día en donde se recuerda la consagración que tienen los religiosos y las religiosas al servicio de la Iglesia y su entrega de vida a Cristo, Nuestro Señor, se renueve cada vez más», destacó el Arzobispo.

En lo referente a la Evangelización, Mons. Ruiz Arenas, señaló en la entrevista que en la actualidad, para evangelizar, «es absolutamente necesario el testimonio de vida», y que en este sentido, «la vida religiosa está llamada a dar un ejemplo particularmente importante de entrega, de generosidad, de seguimiento al Señor, de profundización en el Evangelio».

Dijo, además, que los hombres y mujeres de Vida Consagrada han de vivir en realidad «esa novedad que nos da la presencia del Espíritu Santo en Nuestra vida».

El Secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, también se refirió al testimonio particular que deben dar los religiosos y religiosas en el contexto de la Nueva Evangelización y el «Año de la Fe» que iniciará en el mes de octubre:

«Por eso, ahora que el Santo Padre nos convoca a la Nueva Evangelización, y que dentro de poco comenzamos en el ‘Año de la Fe’, es particularmente de una gran necesidad que todos los religiosos y religiosas se comprometan en este trabajo, comenzando por ese deseo profundo de vivir la novedad misma del Evangelio en su propia vida, para poderla trasmitir por medio de su testimonio, entrega y su generosidad en favor de los más pobres, de los necesitados, pero, sobre todo, anunciando con alegría y gozo la persona de Jesucristo», agregó.

Con información de la Conferencia Episcopal Colombiana.