Ciudad de México (Viernes, 03-02-2012, Gaudium Press) En México existe una tradición particular que se realiza todos los 2 de febrero, durante la Solemnidad de la Presentación del Señor y Fiesta de la Candelaria: quien el 6 de enero, en la Epifanía, encuentre en la rosca de reyes un niño debe compartir tamales para ofrecerlos a familiares y amigos en la Festividad de la Candelaria.
Fieles visten imágenes del Niño Jesús para la fiesta de la Presentación en el Templo |
Esta tradición, que posee parte de herencia prehispánica y parte española, tiene relación con la gran devoción que los mexicanos sienten por el Niño Jesús, según explica el padre Sergio Román del Real en un artículo publicado por el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (Siame).
Tal como expone el sacerdote, la tradición no es sólo la de compartir tamales sino de vivir la presencia de Jesús, quien es «luz del mundo». En este sentido, la costumbre -como sigue explicando el padre Román- inicia desde la misma Noche Buena en Navidad cuando una imagen del Niño Jesús es llevada a la Misa de Gallo de Navidad, allí, una vez finaliza la Eucaristía, quienes han sido nombrados padrinos del Niño arrullan la imagen y la acuestan en el pesebre.
Luego, el 6 de enero, los padrinos levantan la imagen y la llevan a sus casas donde la visten tiernamente para llevarla el 2 de febrero al templo, durante la fiesta de la Presentación.
De manera similar, en algunos lugares de México, quien encuentre la imagen del Niño en la rosca de reyes se lleva al niño a su casa y lo acomoda en una pequeña cuna para presentarlo en el templo durante la Solemnidad de la Presentación. Es este padrino el que le corresponde ofrecer tamales a sus familiares y amigos durante la Fiesta de la Candelaria.
«El ser padrino debe considerarse como un honor que nos hacen nuestros amigos, pero sería bueno tomarlo como un signo de predilección de Dios. Fíjense: ¡ser padrinos nada menos que del Niño Jesús! Que ese honor sea correspondido con un esfuerzo por acercarnos más a Cristo y por vivir más de acuerdo con su enseñanza. Si se puede, sería conveniente confesarse con tiempo para poder comulgar en la misa del 2 de febrero y así recibir en su corazón a ese Jesús por el que han mostrado tanto cariño al vestirlo y llevarlo a presentar al templo», destaca el Padre Román.
Con información de Siame.
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