Lima (Lunes, 13-02-2012, Gaudium Press) En el marco de la XX Jornada Mundial del Enfermo, el Cardenal arzobispo de Lima Juan Luis Cipriani administró el sacramento de la Unción de los Enfermos a más de 50 ancianos atendidos por la Pastoral de la Salud de la Arquidiócesis, el domingo 12 de febrero durante la Misa que presidió en la Basílica Catedral de Lima.
Para el Cardenal Cipriani, el mundo alejado de Dios se convierte en «un manicomio» |
«No hagamos del mundo un manicomio alejándonos de Dios y alejándonos de tanta gente que en un hospital, un asilo o un orfelinato nos necesitan. Niños, jóvenes y ancianos están en ese momento de la vida en que les interesa una sonrisa, una palabra, una compañía y un gesto de cariño. Hagamos de la Iglesia una escuela del amor de Dios y por el amor que vean los demás que ese Cristo vivo sigue paseándose entre nosotros bendiciendo a nuestra familia», expresó el purpurado.
En ese sentido, el Cardenal explicó que el sacramento de la Unción de los Enfermos, antiguamente conocido como extremaunción, brinda a los fieles una gracia especial para enfrentar las dificultades propias de la enfermedad.
En la Unción de los Enfermos es el propio Cristo quien lleva el alivio
«Cuando la Iglesia administra la Unción de los Enfermos, Cristo mismo lleva el alivio, la bendición, la paz y la salud. El poder de esa espiritualidad debe crecer y verse en obras. Si rezas mucho que se vea en tu palabra, en tu ejemplo, en tu trabajo, en tu caridad, paciencia y cariño. No vivamos de la imagen, vivamos de la grandeza de los ratos de oración», dijo.
El Sacramento de la Unción de los Enfermos une al enfermo a la Pasión de Cristo, y el fiel obtiene consuelo, paz, ánimo y el perdón de todos sus pecados. Asimismo, restablece la salud corporal y prepara al fiel para el paso a la vida eterna. El Cardenal Cipriani animó a todos los cristianos a no desentenderse de la enfermedad de las personas que tenemos cerca: familiares y amigos, para llevarles constantemente palabras de aliento y gestos de cariño.
«En los enfermos parecería como que están disminuidos y no es verdad. Simplemente su dimensión temporal (física) está más limitada y no puede caminar o no duerme bien o le cuesta comer. Reflejemos la imagen de Dios, porque es un valor aceptar el sufrimiento en la enfermedad. Tenemos que mirar esta realidad con ojos de fe», culminó el Arzobispo de Lima.
Concelebró con el Cardenal Cipriani, Monseñor Adriano Tomasi, Obispos Auxiliar de Lima y encargado de la Pastoral de la Salud de la Arquidiócesis.
Con información de la Oficina de Comunicaciones del Arzobispado de Lima
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