Santiago de Chile (Viernes, 24-02-2012, Gaudium Press) La Conferencia Episcopal de Chile (CECh) dio inicio el pasado 22 de febrero a su campaña «Cuaresma de Fraternidad 2012», con la que espera «profundizar el tiempo de meditación, arrepentimiento y de renovación de la vida cristiana». Según la presentación oficial de la iniciativa que se dio a conocer en una rueda de prensa el pasado 21 de febrero, ésta no se trata de una colecta sino de la «expresión de una vivencia espiritual para la cual, se han definido tres conductas: Oración, Penitencia y Caridad».
Mons. Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago y Presidente de la CECh manifestó esta dimensión espiritual de la campaña que se inserta en la espiritualidad de la Cuaresma: «la Iglesia nos invita a vivir profundamente este período de reflexión, oración y conversión, desde un modo de vida austero y sencillo, y cultivando una especial solidaridad hacia las personas que sufren y tienen mayores necesidades».
40 días para cambiar historias de jóvenes que lo necesitan
Para este año, la Iglesia se ha propuesto recaudar mil millones de pesos chilenos como fruto de las privaciones y vida de austeridad de los fieles católicos durante la Cuaresma. Este dinero contribuirá, entre otros fines, a financiar 82 proyectos que se están ejecutando a nivel nacional, y que permitirán mejorar las condiciones de vida y oportunidades de unos 2.300 jóvenes. La iniciativa quiere, en palabras de Damián Cantón, secretario ejecutivo de la campaña, «cambiar la historia de vida de tantos jóvenes postergados. Hemos visto los frutos esperanzadores que producen esos proyectos, y eso nos alienta a reavivar nuestro empeño en esta Cuaresma de Fraternidad».
La CECh insistió, además, que la Cuaresma de Fraternidad es una acción espiritual de toda la iglesia, de todos sus organismos, departamentos y grupos. Por tanto, no es una colecta, sino una práctica que es «fruto de vivir un estilo de vida más sencillo, motivado por nuestro afán de tener, como lo expresaba San Pablo, «los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús»». La Cuaresma es una oportunidad excepcional de vivir con profundidad la espiritualidad y dar frutos concretos. «Tenemos 40 días para ayudar a cambiar otras tantas historias haciendo nuestro aporte, a través de las alcancías y sobres disponibles en parroquias, capillas y colegios. También hay una cuenta corriente dispuesta para ello», destacó Cantón.
Con información de Zenit y Conferencia Episcopal de Chile
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