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Ciudad del Vaticano (Martes, 28-02-2012, Gaudium Press) Del 7 al 28 de octubre de este año está programada, en el Vaticano, la próxima Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que tendrá como título el tema «La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana».
Durante la reunión del 12º Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, el esbozo del ‘Instrumentum laboris’ (Instrumento de trabajo) del próximo Sínodo fue objeto de examen y de estudio.
¿Cómo transmitir el Evangelio, cuando tantos hoy le son indiferentes? La «crisis de la fe» actual es, por tanto, también una «crisis de transmisión» de la propia fe. Fue en torno de esa temática que se desarrolló, en el Vaticano, el análisis y discusión entre los cardenales y prelados que participaron de la reunión de la Secretaría General del Sínodo que es presidida por el Arzobispo Nikola Eterovic.
Realizado a las vísperas del reciente Consistorio del 16 de febrero último, lo que más llamó la atención -informa una nota oficial- fueron las partes del esbozo del Instrumentum laboris relacionadas con la «identidad de los destinatarios de la nueva evangelización» y con la «identidad del cristiano en su relación con el Evangelio» y con Cristo, esto es, con «el propio Evangelio».
Analizando los problemas ligados a la transmisión de la fe, los participantes de la reunión reconocieron «la infecundidad de la evangelización actual», inclusive «en presencia de ciertas influencias» de la cultura contemporánea «que tornan la transmisión de la fe particularmente difícil, y representan, al mismo tiempo, un desafío para los cristianos y para la Iglesia».
Es un desafío que contempla, sobre todo, la familia y la catequesis. La familia que es definida como «lugar originario de la transmisión de la fe», y la catequesis «hecha en las instituciones eclesiales, sobre todo, mediante la liturgia con los Sacramentos y la homilía, o incluso dando espacio a las misiones parroquiales, a la piedad popular, los movimientos y las comunidades eclesiales».
La nota emitida después de la reunión de la Secretaría General del Sínodo es concluida lanzando una mirada de esperanza y confianza para el Año de la Fe.
«Será – afirman los miembros de la Secretaría del Sínodo – una ocasión propicia para profundizar el don de la fe recibido del Señor para vivirlo y transmitirlo a los otros.»
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