martes, 03 de diciembre de 2024
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"No podemos anunciar el evangelio si no hay una coherencia de vida, si no se ama la propia fe": Cardenal Filoni

Roma (Miércoles, 29-02-2012, Gaudium Press) El ahora Cardenal Ferdinando Filoni reflexionó, en una entrevista concedida a la agencia Zenit, sobre su reciente dignidad cardenalicia y su misión como Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. El prelado habló también de su experiencia durante la guerra en Irak y el profundo significado de trabajar por la evangelización.

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Card. Filoni

La Congregación para la Evangelización de los Pueblos, también conocida como Propaganda Fide, tiene a su cargo el 40% del territorio donde trabaja la Iglesia, que aún es territorio de misión, y tiene jurisdicción sobre cerca de mil obispos. El Card. Filoni hizo referencia a la vital importancia de esta labor misionera, anticipando detalles del mensaje del Santo Padre para la jornada de las misiones en octubre: «El papa dice que la Iglesia tiene una misión, por lo que su centro y su horizonte es el anuncio del evangelio».Esto constituye «una ‘eclesiología misionera’, puesto por el Concilio al centro de la reflexión de toda la Iglesia: la obra misionera no sólo como acción de los institutos religiosos, sino de toda la Iglesia que participa», explicó.

Aparte de este carácter central de la identidad misionera, el Cardenal Filoni reconoce tres puntos principales en la perspectiva papal: la prioridad del anuncio del evangelio pues «más de cinco mil millones de personas no lo conocen», el significado del anuncio en la vida personal y la dimensión caritativa que impulsa a no desconocer las necesidades del otro. El prelado se refirió al segundo punto, acerca del testimonio personal de quien anuncia, y afirmó: «no podemos anunciar el evangelio si no hay una coherencia de vida, si no se ama la propia fe; de este amor por la propia fe nace el deber de comunicarla; así, de la riqueza del conocimiento de la propia fe proviene el impulso para anunciarla a los demás».

A cargo de Propaganda Fide también se encuentran los territorios en los cuales la Iglesia padece persecución. El Card. Filoni también se refirió a esta realidad, que padeció en persona cuando fue nombrado Nuncio de Su Santidad en Irak, durante la guerra: «En la Iglesia, por la fidelidad a su Señor, no faltan el martirio, las tribulaciones y las persecuciones a muchos de sus miembros», comentó. «Por lo tanto, parece connatural que la vida de la iglesia no puede ser separada de un testimonio que a veces se tiñe también de púrpura, de rojo, de sangre»

Ante la pregunta de si llegó a pensar en el martirio durante su apostolado en Irak, Mons. Filoni afirmó que en esos momentos «no se piensa en el martirio, se piensa en ser fiel, tanto a la misión que se ha recibido –que era la misión que en ese momento el papa Juan Pablo II me había encomendado: la paz–, como a la misión de mantener unidos a obispos, sacerdotes y fieles»

El prelado también recordó el ejemplo de los sacerdotes que no huyeron de la guerra, sino que permanecieron en sus parroquias y las abrieron para prestar refugio: «muchos abrieron la propia iglesia para que la gente trajera sus colchones, sus mantas y encontraran refugio en ellas, con la esperanza de que al menos esos lugares se salvaran de los bombardeos. En las iglesias encontraban refugio no sólo cristianos sino también musulmanes». Ese ejemplo de amor cristiano se hizo evangelización: «A pesar de que en Irak los cristianos eran una minoría, dieron un testimonio fantástico no solo a toda la Iglesia, sino también al pueblo iraquí», recordó el Mons. Filoni.

Durante la conversación, el cardenal compartió sus impresiones sobre su nueva dignidad y destacó la importancia de su ministerio al frente de la Congregación, a la que atribuyó su nombramiento y no a sus méritos personales. «La noticia fue recibida por mí con un sentimiento de gratitud y también, por así decirlo, de indignidad respecto a la dignidad de cardenal», afimó. «Por lo cual creo que este gesto del Santo Padre se deba principalmente a nuestra Congregación de la que soy el prefecto. En lo particular tiene relación, creo, con todos los sacerdotes, aquellos misioneros, aquellas misioneras religiosos, religiosas, laicas y laicos que cotidianamente dedican su vida al Evangelio en todos los países y territorios bajo nuestra competencia. Estoy convencido de que este reconocimiento va en primer lugar a ellos».

Con información de Zenit

 

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