jueves, 21 de noviembre de 2024
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Filósofos de Italia y Australia desatan fuerte polémica al defender abiertamente el infanticidio

Londres (Jueves, 01-03-2012, Gaudium Press) Una agitada polémica se ha desatado por cuenta de un artículo publicado el pasado 28 de febrero en la Revista de Ética Médica, en el Reino Unido. El escrito asegura que es lícito matar a los recién nacidos bajo las mismas condiciones bajo las cuales es considerado legal el aborto. Sus autores, los filósofos Alberto Giubilini y Francesca Minerva, afirmaron que «los mismos argumentos que aplican para matar un feto humano pueden ser aplicados consistentemente para matar un humano recién nacido». Los autores también evitaron usar la palabra infanticidio, acuñando el eufemismo «aborto post-parto».

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La «Revista de Ética Médica» ha recibido innúmeras críticas de diversos lugares del mundo por la publicación del artículo

En el polémico artículo, los filósofos manifestaron que «el estatus moral del recién nacido es comparable al del feto» y por este motivo aplicaron al infanticidio las mismas justificaciones ofrecidas para legalizar el aborto en varios países. El documento también aplica al recién nacido el calificativo de «persona en potencia», que las legislaciones abortistas aplican a los no nacidos, sosteniendo que aún no tiene las capacidades suficientes «que justifican la atribución del derecho a la vida en un individuo».

Ante el escándalo generalizado por estas ideas y las fuertes críticas recibidas por la revista, su editor, Julian Savulescu, redactó un editorial defendiendo su decisión de publicar. Sus conclusiones revelan la generalizada hipocresía en torno al aborto: «Los autores argumentan que no hay diferencia moral entre el feto y el recién nacido. Sus capacidades son relevantemente similares. Si el aborto es permisible, el infanticidio debería ser permisible. Los autores proceden lógicamente desde premisas que muchas personas aceptan hacia una conclusión que muchas de esas mismas personas rechazarían».

La «Cultura de la Muerte» denunciada por el beato Juan Pablo II

El artículo «Aborto post-nacimiento: ¿por qué debería vivir el bebé?» fue escrito de forma académica y aplica sin ambages la lógica que el beato Juan Pablo II acertadamente denominó «Cultura de la Muerte»: Si para algunos la dignidad humana y el derecho a la Vida son producto de una «atribución», para la cual hay que llenar ciertos requisitos de salud, origen social o condiciones ecónomicas, entonces estas mismas personas deberían permitir matar a quienes no se consideren «aptos», hayan nacido o no. Es la misma lógica que admite la eutanasia, que se encuentra legalizada en muchos países y que admite también el infanticidio en la legislación holandesa.

Este panorama contrasta radicalmente con la defensa de la dignidad humana que ha liderado la Iglesia Católica. El Siervo de Dios Jerome Lejuene, notable científico cuya causa de beatificación avanza actualmente, ante la misma realidad de la igualdad de un feto y un recién nacido no promovía su eliminación eugenésica, sino su protección. Compartimos algunas de sus palabras, tomadas de una conferencia dictada en 1993, como reflexión sobre nuestra propia condición de seres humanos desde el primer momento de nuestras vidas:

«Personas que no saben de ciencia, acerca de información escrita en el ADN, podrían dercirte: «bien, para estar seguros de que eso es una persona, debo esperar hasta que crezca y me diga: «soy una persona». Eso tomaría unos siete años, porque se requiere el uso de razón para ser realmente capaz de decir «soy una persona». Otros serían un poco más inteligentes y reconocerían que un recién nacido se ve como ellos, solo que más pequeño. Ahora, si miraran la forma inteligentemente, lo podrían reconocer a los dos meses de edad, en el útero. (…) Como genetistas podemos estudiar la constitución del ser humano. Y aquí, entre más podemos reconocer que la materia es animada por la información, entre más cerca estamos de descifrar la información presente en la primera célula (tras la fecundación), más estamos forzados a reconocer: «un ser humano es un ser humano». Un ser humano nunca llegaría a ser humano, si no fuera concebido como humano, nunca sería uno de nosotros».

Gaudium Press / Miguel Farías

 

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