Roma (Lunes, 05-03-2012, Gaudium Press) La parroquia es «un lugar donde se aprende a vivir la propia fe en medio de los otros», recordó Benedicto XVI con ocasión de la visita pastoral a la parroquia romana de San Juan Bautista de La Salle al Torrino, en la parte sur de la ciudad. En proximidad al Año de la Fe, el Papa invitó a los fieles a «hacer crecer y consolidar la experiencia de la catequesis sobre las grandes verdades de la fe cristiana, y superar el ‘analfabetismo religioso’ que es uno de los mayores problemas de hoy». Hoy de mañana, después de una semana de ejercicios espirituales, el Pontífice retomó la agenda de compromisos.
El Papa a su llegada a la parroquia romana |
Por causa del viaje a México y Cuba, la tradicional visita a una de las parroquias romanas en el domingo «Laetare» (cuarto domingo de la Cuaresma), la visita fue organizada para este segundo domingo. El Papa Ratzinger sigue la tradición de hacer visitas a las parroquias romanas dos veces por año, en la Cuaresma y en el Adviento. Ayer de mañana él visitó a los fieles de la parroquia de San Juan Bautista de La Salle al Torrino, al sur de la ciudad. En su llegada el Pontífice fue recibido con gran simpatía, afecto y calor. Antes de entrar para celebrar la Misa, él saludó personalmente a los niños en sillas de ruedas que lo esperaban. Tantos fieles que no pudieron entrar a la iglesia, acompañaron en vivo la misa en la pantalla montada para esta ocasión.
«Gracias por esta recepción calurosa, por este espíritu de familiaridad que siento, por hacerme sentir como un padre, como un padre: ¡esto me da coraje!», agradeció el Papa. La visita inició con un saludo del párroco, Mons. Giampaolo Perugini. «Visto que no usa corbatas», dijo en tono de broma al Santo Padre al obsequiarle una camiseta del oratorio, un cirio pascual pintado por el vicario Mons. Hiroto Tanaka, y un libreto con las cartas y los dibujos de los niños.
En la homilía, pronunciada improvisadamente, Benedicto XVI explicó el sentido de las lecturas del segundo Domingo de Cuaresma y dirigió las palabras directas y cordiales también a la parroquia, recordando que ella debe ser «un lugar donde se aprende a vivir la propia fe en medio de «nosotros» de la Iglesia.»
Hablando sobre la historia de Abraham, el Papa afirmó que «Dios no quiere la muerte, sino la vida», pero donó al propio Hijo «para vencer el pecado y la muerte, y para superar toda la amenaza que existe en el mundo». Gracias a este don de Jesús, «nadie podrá acusarnos, nadie podrá condenarnos, nadie podrá separarnos de su inmenso amor».
En seguida, hablando sobre la Transfiguración de Jesús, el Santo Padre observó que aquí se encuentra el ejemplo para hacernos entender que «el camino para alcanzar la gloria, el camino del amor luminoso que vence las tinieblas del mal, pasa a través del don total de sí mismo, pasa a través del escándalo de la Cruz».
Porque «un misterio de sufrimiento» es también «la beata pasión» de «un misterio de amor extraordinario de Dios» del cual «¡tenemos necesidad en nuestro camino cotidiano, con frecuencia señalado también por la oscuridad del mal!»
La parroquia de San Juan Bautista de La Salle al Torrino de Roma fue «colocada en el punto más alto del barrio», observó el Papa notando que «es una indicación importante» de que nosotros también «precisamos subir al monte de la transfiguración para recibir la luz de Dios». Benedicto XVI indicó también una propuesta pastoral concreta, invitando a vivir el próximo Año de la Fe en la profundización de la catequesis para «superar el analfabetismo religioso». A las numerosas familias presentes en la parroquia el Papa pidió que sean «el ambiente de vida en el cual se mueven los primeros pasos de fe» y una «comunidad en la cual se aprende a conocer y amar cada vez más al Señor».
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