sábado, 23 de noviembre de 2024
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"Tenemos que prepararnos para tiempos difíciles": Card. Arzobispo de Nueva York

Washington (Lunes, 05-03-2012, Gaudium Press) La Iglesia Católica de Estados Unidos mantiene la unidad y no va a ceder en su lucha en contra de la imposición del gobierno norteamericano de pagar por «servicios de salud» que contradicen su consciencia moral y sus enseñanzas. Estas son las conclusiones principales de la trascendental carta que el Cardenal Timothy Dolan, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), dirigió el pasado 02 de marzo a los todos los obispos de su país. En la comunicación, el Card. Dolan hizo un recuento del estado actual del problema y expuso los posibles escenarios a los que se enfrenta la Iglesia.

Unidad en la defensa de la libertad religiosa

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«La libertad religiosa está siendo atacada y no cesaremos en nuestra lucha por defenderla», dijo el Card. Dolan

El gobierno estadounidense presiona para que los católicos empleadores compren pólizas de salud que incluyan abortivos, anticonceptivos y esterilización. Ante esto, la posición unificada de la Iglesia, manifestada por el Cardenal Dolan, es contundente: «La libertad religiosa está siendo atacada y no cesaremos en nuestra lucha por defenderla». El prelado agradeció la contundente demostración de «unidad en fe y acción» que las diferentes diócesis han realizado, desde las plenarias de la Conferencia de Obispos hasta las diversas manifestaciones locales. También resaltó el interés de las diversas comunidades por conocer qué deben hacer de ahora en adelante.

El Cardenal también recordó que este tipo de enfrentamientos no son cómodos para la Iglesia, que estaría mucho más feliz desempeñando la misión que verdaderamente le interesa: la labor espiritual y las obras de misericordia. Mons. Dolan aseguró que este trabajo fue entorpecido por el mandato del gobierno, ante el cual no hay alternativa sino la oposición: «No hemos buscado esta pelea, pero no vamos a huir de ella». Destacó además que no se trata de una lucha exclusiva de los religiosos ni de los católicos, sino de todo aquel que desee proteger su libertad religiosa y el derecho sagrado que tiene la Iglesia a «definir sus enseñanzas y su ministerio».

Sobre la «acomodación» ofrecida por el presidente Obama, que desvía la responsabilidad de la cobertura de los servicios objetados hacia las aseguradoras en vez del empleador religioso, el Card. Dolan afirmó que «no resolvió nada y complicó mucho». Las excepciones reglamentadas son demasiado estrechas y «no atacan el problema real», ya que la violación persiste. Además, aún no se protege a todas las intituciones religiosas ni a cualquier ciudadano que sienta violentada su consciencia por esa obligación. Sobre la insistencia de los funcionarios y sus interpretaciones propias acerca de la moral de la Iglesia, el también arzobispo de Nueva York afirmó con claridad: «La Casa Blanca parece pensar que nosotros los obispos no sabemos o no comprendemos las enseñanzas de la Iglesia».

La búsqueda de alternativas

La Iglesia se mantiene abierta al diálogo con el gobierno y con cualquier partido, según señaló el Cardenal Dolan, pero advirtió que no pueden depender de declaraciones no oficiales o promesas que no contengan propuestas concretas de ajustes «que no entren en conflicto con nuestros principios y enseñanzas».

Como Presidente de la USCCB, Mons. Dolan orientó sobre la labor pastoral en torno a este tema y anunció tres acciones en este sentido: La provisión de materiales catequéticos sobre las enseñanzas de la Iglesia acerca de la libertad religiosa, el diseño de ayudas litúrgicas para continuar la oración conjunta para obtener una solución y la continuidad de las labores del Comité Ad Hoc sobre Libertad Religiosa, creado para enfrentar esta problemática.

El Cardenal Dolan también hizo referencia al trabajo en el Congreso norteamericano, que «podría proveer más esperanza», pero en el cual el debate desvió su atención hacia los llamados «derechos reproductivos» de las mujeres. El prelado rechazó esa maniobra, ya que el tema no era la atención de la salud de la mujer, sino buscar «remedio a la violación de la libertad religiosa. Punto», enfatizó. «De cualquier forma», agregó Monseñor, «difícilmente la Iglesia necesita cátedra sobre la atención a la salud de las mujeres» y recordó que la Iglesia es el más grande proveedor privado de atención en salud para las mujeres, gracias primordialmente a la labor de las religiosas. La labor en el Congreso continuará, en espera de alternativas que protejan la libertad religiosa y de consciencia.

usccb-assembly.jpgEl Arzobispo también destacó que se abren perspectivas interesantes para actuar ante la Corte Suprema de los Estados Unidos, que en un proceso reciente defendió unánimemente el derecho que una Iglesia tiene a definir su propio ministerio y servicios. Por esto, «nuestra Conferencia de Obispos, varias entidades religiosas y otras personas de buena voluntad están trabajando con firmas de abogados de alto nivel que sienten tan fuertemente el tema que nos representarán gratuitamente», anunció.

Tiempos difíciles

El Cardenal Dolan señaló hacia el final de su comunicación los posibles escenarios a los que se enfrenta la Iglesia norteamericana, adviritiendo claramente a los obispos que «tenemos que prepararnos para tiempos difíciles». Según el análisis del Presidente de la USCCB, las posibilidades de acción para la Iglesia son cuatro:

1. Rendirse y dejar de luchar, posibilidad sugerida por algunos medios de comunicación, que sólo ven una intención política en la oposición de la Iglesia.
2. Cerrar todas las instituciones y obras de la Iglesia afectadas por el mandato (posibilidad sugerida por el Card. Francis George, quien interpretó en un comunicado que tal vez el cierre de hospitales, escuelas y obras de caridad fuera el deseo del gobierno al imponer la norma).
3. Optar por la desobediencia civil, como lo señaló Monseñor Robert Lynch, y arriesgarse a ser sancionados con cuantiosas multas.
4. No proveer cobertura de salud alguna a los empleados. Ante esta cuarta alternativa, Mons. Dolan afirmó: «Este es un camino que ninguno de nosotros quiere recorrer».

El mensaje del Cardenal Dolan terminó con una reflexión sobre la importancia de librar esta batalla: «La libertad religiosa es nuestra herencia, como católicos y como americanos». Recordó entonces que es una libertad que ha sido amenazada repetivamente, usualmente por ataques externos a la nación norteamericana. «Esta vez tristemente viene de dentro. Como nuestros ancestros hicieron con amenazas previas, defenderemos sin cansancio la atemporal y duradera verdad de la libertad religiosa», concluyó.

Gaudium Press / Miguel Farías

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