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Santiago (Jueves, 08-03-2012, Gaudium Press) En la edición del sábado 03 de marzo del diario de circulación nacional El Mercurio, el Vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh) y Obispo de la Diócesis de Rancagua, monseñor Alejandro Goic, dio una entrevista en la que se refirió a la labor que ha desempeñado la Iglesia en el esclarecimiento de las denuncias por abuso sexual y la protección a las víctimas.
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| «La ciudadanía se ha dado cuenta de que hay una decisión clara de la Iglesia de no permitir estos abusos», expresó Mons. Goic |
El diálogo con el medio de prensa se produjo justamente tras el regreso del obispo al país desde Roma, en donde participó del simposio «Hacia la curación y la renovación» que congregó a representantes de 110 conferencias episcopales del mundo y se enmarca también en el contexto de la primera reunión del Consejo para la Prevención de Abusos contra Menores y Acompañamiento a las Víctimas que se realizará el 12 de marzo próximo.
El objetivo del primer encuentro de este organismo dependiente de la CECh y del cual monseñor Goic es su presidente, consiste en definir las «líneas guías» exigidas por el Vaticano para enfrentar este tipo de situaciones, las que serán recogidas en un documento que saldrá a la luz pública en el mes de abril para luego ser despachado en mayo a la Santa Sede.
«La labor de la Iglesia no es ni silenciar ni proteger a quién ha cometido estos actos»
Sobre la reacción y el trabajo de la Iglesia en esta materia, monseñor Goic declaró: «Hemos dado pasos significativos, pero nos falta mucho todavía. Es una herida que ha provocado un fuerte dolor a toda la comunidad cristiana, a todo el país. Lo que hemos vivido, para mí que estoy en los últimos años de mi ministerio episcopal, ha sido el dolor más grande de mi vida».
Consultado sobre los desafíos pendientes, el prelado señaló: «Tenemos avances importantes, pero nos falta afinar algunos procedimientos. Nuestro foco está en el drama que sufren las personas que han sido vulneradas. El tema de la curación y de la sanación requiere -aparte de la intervención de especialistas- de una profunda dimensión pastoral hacia las víctimas, a sus familias y a la comunidad que también ha sido herida, porque su pastor, su sacerdote, los defraudó. Esto, sin abandonar al culpable, porque si bien éste cometió un pecado grave, un delito, sigue siendo un ser humano, un hijo de la Iglesia».
En relación a la evaluación de la opinión pública al Protocolo sobre abusos sexuales, el obispo dijo que ha sido un paso muy positivo «porque la ciudadanía se ha dado cuenta de que hay una decisión clara de la Iglesia de no permitir estos abusos. Lo hecho da cuenta de que hemos tomado todos los resguardos para erradicar estos males. Y, si no es así, aplicar las acciones pertinentes para que el responsable sea retirado del ministerio y, si ha cometido delito, afronte las consecuencias de ese hecho».
Sobre los esclarecimientos de todas las denuncias, monseñor Goic destacó que «el ocultamiento de los delitos de abuso sexual se acabó y bendito sea Dios. La protección no cabe en una Iglesia transparente, en una Iglesia que quiere vivir en la verdad».
«Alguien le preguntó al cardenal de Alemania `¿y si el acusado es un obispo?´. La respuesta de éste fue categórica: `El Protocolo es el mismo, no importa la responsabilidad que el acusado tenga en la Iglesia´. En concreto, al mal hay que llamarlo mal independientemente de quién lo haya cometido. La labor de la Iglesia no es ni silenciar ni proteger a quién ha cometido estos actos, independientemente del rango que pueda tener esa persona», concluyó.
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