Valencia (viernes, 09-03-2012, Gaudium Press) «Os invito a hacer una nueva revolución», fueron las palabras de Monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Valencia, el pasado viernes 02 de marzo. No las pronunció en un plaza pública, o en medio de una «acampada» de indignados, aunque tenía frente a él a cientos de jóvenes que llenaban el lugar al punto de tener que sentarse en el suelo. La revolución propuesta por el prelado era muy diferente: «sin insultos, voces, batallas, falta de respeto a los demás o destrucción de la convivencia», propuso el Arzobispo, «sino quitando todas las esclavitudes que hay, como vivir en pecado o sólo para uno mismo». Mons. Osoro se encontraba en la Basílica de la Virgen, llena de jóvenes que acudieron a una Vigilia de Oración que los congrega cada primer viernes.
«La auténtica libertad no es hacer lo que a mí me da la gana», continuó el arzobispo, «sino parecerme más a Dios en la vida, porque cuanto te entregas y sirves a los demás, y no a ti mismo, alcanzas la libertad verdadera». De esta forma, Mons. Osoro se refirió al núcleo fundamental de donde puede saciarse la inconformidad y el deseo de transformación que identifica a los jóvenes. Esta verdadera libertad «es la que hay que sacar a las calles», añadió.
El prelado también se refirió al concepto del cambio, tan comúnmente propuesto en épocas de crisis e inconformidad. «Lo antiguo, lo viejo, lo de siempre, lo que ya no sirve», afirmó Mons. Osoro, «es mirar al otro como a un enemigo, como alguien que no es mi hermano, dividir a la humanidad». El arzobispo invitó entonces a los jóvenes a atacar los problemas de raíz y atreverse «a transformar desde dentro el corazón de los hombres».
«El Señor nos ha pedido que seamos luz en medio de este mundo pero al estilo de Cristo, no voceando por las calles, sino dando testimonio con la vida, con la fuerza de la entrega, del servicio, de la fidelidad, y del sacrificio por seguir a Jesucristo», concluyó.
Con información de PARAULA
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