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El hombre debe tener razones para vivir y para morir, y no será la ciencia que se los dará

Redacción (Lunes, 12-03-2012, Gaudium Press) «El hombre debe tener razones para vivir y para morir, y no será la ciencia quien se los dará», afirmó el premio Nobel para Medicina, François Jacob. [1]

Está en la misión de la Iglesia es ofrecer un compromiso ético a los modernos científicos para el bien de la humanidad. Es una cuestión de dignidad y respeto para la existencia humana.

Florença-Galileu-Galilei-225x300.jpgLa cristiandad -y especialmente la Fe católica- es la religión que da el verdadero significado al mundo material porque es la religión que está basada en la creación y en la encarnación, en la cual el mundo es entendido como fruto de un Dios inteligente y personal. «Aquel que conserve la vida para sí ha de perderla; aquel que pierde su vida por causa de mí ha de salvarla» (Mt 10, 39). Perder la vida en la búsqueda de Dios significa el abandono a la Verdad. La Revelación cristiana, aunque sobrenatural, no paraliza al creyente, sino lo alienta a la búsqueda por la Verdad, por el uso de la razón iluminada por la Fe. La misión de la teología es mantener el espacio de lo transcendente abierto en un mundo cada vez más pragmático y materialista. La peor cosa que podría suceder sería que el cientificismo cierre la posibilidad de lo trascendente y la reducción de la realidad a apenas a lo que puede ser mensurado y observado.

La teología debe promover el diálogo con la ciencia a fin de no perder su lugar en la conquista por el entendimiento. La revolución científica es insuficiente para mostrar el significado de la vida e instilar una esperanza concreta. Después del oscurecer de la consciencia, el hombre necesita entender su lugar en la creación para no caer en la desesperación. La teología y la Fe pueden providenciar una realista y razonable explicación para el lugar del hombre en la tierra. Porque hay una realidad en la vida del hombre que no es sujeto a ser medido o verificado: el mundo de las ideas, afectos, amistad y amor.

Muchos años atrás, San Anselmo (†1109) describió la pesquisa teológica como fides quaerens intellectum, [2] la Fe intentando entender. Creyendo en Dios, nosotros profundizamos nuestro correcto entendimiento de la realidad tal como nos es presentada. La experiencia es realidad, y ambas, Fe y ciencia, pueden trabajar juntas para mejorar el entendimiento, pero solo si saben respetarse mutuamente.

P. François Bandet, EP

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1 Cf. Apud B. Matteucci, Scienza, Fede e Ideologie, in Scienza e Fede, 1983, n. 9. 39.
2 St. Anselm of Canterbury, Proslogion, Prooemium, in ALAMEDA, J., ed., Obras completas de San Anselmo. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1952. 82.

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