Roma (Lunes, 12-03-2012, Gaudium Press) «La Migración tiene un valor humano y trae beneficios económicos, pero también tiene un valor espiritual y pastoral, como lo vemos desde los inicios de la historia de la Iglesia», declaró Mons. Silvano Tomasi el pasado 08 de marzo en entrevista para Radio Vaticano. El arzobispo y Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas se refirió al aumento de las migraciones y explicó que la Iglesia tiene una visión positiva de esta realidad, que además se convierte en una oportunidad para recordar el carácter misionero de la Iglesia.
Mons. Silvano Tomasi |
Monseñor Tomasi enunció algunos de los beneficios humanos de las migraciones, que pueden opacarse por los inconvenientes inmediatos que acarrean: «En el largo plazo, se ha comprobado que las migraciones son buenas para los migrantes, para sus países de origen y, sobre todo, para el país que los recibe. Elllos contribuyen con su trabajo, su inteligencia, sus talentos y se convierten en ciudadanos muy productivos».
La Iglesia conoce esta realidad, y además descubre otros valores más trascendentes. El valor espiritual se descubre con facilidad en la historia de una Iglesia migrante y misionera. «Los primeros cristianos, al ser perseguidos, tuvieron que formar nuevas comunidades», recordó Mons. Tomasi. Hoy sucede lo mismo en muchas partes del mundo. «Miles de cristianos filipinos deben migrar a otros estados en el Golfo» y forman comunidades cristianas en otros países donde no habían creyentes. En Catar, expone Monseñor Tomasi, «ahora hay una parroquia con unas 3000 personas que acuden a Misa los domingos».
Esta realidad se experimenta en una doble vía, según señaló Mons. Tomasi. En un primer caso, como el expuesto en Catar, «los migrantes viajan y extienden la fe», pero en otros casos, los migrantes no son creyentes y viajan a países de tradición católica. Para el prelado, esta es una experiencia muy enriquecedora, ya que «la misión llega a nosotros» y nos recuerda «que somos una iglesia misionera». El testimonio de nuestra vida en los entornos cotidianos se convierte en misión y nos hace responsables de «mostrar nuestra religión como una opción para ser escogida libremente», concluyó el prelado.
Con información de Radio Vaticano.
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