Roma (Martes, 13-03-2012, Gaudium Press) «Ser fiel en su ministerio para que él sea verdaderamente eficaz y no se torne un obstáculo para la fe». Es el compromiso de todo ministro eclesial ya indicado por San Pablo. En la Basílica romana de San Gregorio al Célio, el Papa Benedicto XVI rezó las vísperas por los mil años de la fundación de la Casa Madre de los camaldulenses y en memoria del viaje de San Gregorio Magno, el pasado sábado.
El Papa a su arribo a la Basílica |
El silencioso testimonio de la fe de los camaldulenses fue el centro de las homilía del Santo Padre. El monasterio que tiene mil años está en el corazón de la Ciudad Eterna, el ‘ermitorio de Camaldoli’ en su larga historia nunca fue muy numeroso. Hoy tiene 3 mil miembros esparcidos por Europa y otras partes del mundo, entre los cuales Brasil. Pero su historia es muy noble.
El secreto de la verdadera alegría y de la paz profunda es el «acoger la gracia de Dios y consentir con todo el corazón y todas las fuerzas su acción», dijo Benedicto XVI al hablar del trecho de la Segunda Epístola a los Corintios leído durante las Vísperas. «Sed perfectos» fue la exhortación de San Pablo expresada en la Carta a los Colosenses. «Aquí también en la base de todo está la gracia de Dios, está el don del llamado, el misterio del encuentro con Jesús vivo. Pero esta gracia exige la respuesta de los bautizados: exige el empeño de revestirse de los sentimientos de Cristo: ternura, bondad, humildad, mansedumbre, magnanimidad, perdón recíproco y sobre todo, como síntesis y coronación, el ágape, el amor que Dios nos da mediante Jesús y que el Espíritu Santo derramó en nuestros corazones», observó el Papa.
En la homilía el Santo Padre recordó la larga y fecunda historia de los camaldulenses que se realiza en el «triplex bonum» de la soledad, de la vida en común y de la evangelización. Recordando las figuras de los grandes monjes y monjas del ermitorio, notó que «toda fase de la larga historia de los camaldulenses conoció testigos fieles del Evangelio». Continuando, el Papa resaltó la importancia de los aposentos camaldulenses donde encontraron acogida las famosas ‘disputationes’ del humanismo florentino; que también «en los años dramáticos de la Segunda Guerra Mundial, los mismos claustros propiciaron el nacimiento del famoso «Código de Camaldoli», una de las fuentes más significativas de la Constitución de la República Italiana».
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