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Buenos Aires (Miércoles, 14-03-2012, Gaudium Press) El ayuno, una práctica fuertemente arraigada en la tradición católica pero cada vez menos conocida en la actualidad, fue el tema de una alocución televisiva del arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer el pasado domingo 10 de marzo. Unido a la oración y la penitencia, el ayuno es uno de los rasgos característicos de la Cuaresma, pero «suena de una manera un poco extraña en la sociedad contemporánea». Al explicar su sentido e importancia, el prelado propuso algunas formas novedosas de ayuno, entre ellas, dejar «la adicción informática, la adicción a la computadora, y la adicción al teléfono celular».
«En la antigüedad, el ayuno tenía una importancia muy fuerte», comenzó su enseñanza el arzobispo. «Las primeras generaciones cristianas unían incluso el ayuno a la vigilia, a la privación de sueño». Mons. Aguer explicó entonces que estos sacrificios tenían el sentido de sacar a las personas de la rutina y los ritmos de vida, tan unidos entonces a la naturaleza, y crear un espacio de cuestionamiento y reflexión.
No tanto privarse de alimentos cuanto privarse de los vicios
Ante una forma de vida que ha cambiado bastante y que hace que la privación del sueño o la comida se haga por motivos diferentes a los espirituales, Mons. Aguer propuso redescubrir su sentido para actualizarlo. «Ya el Papa León el Grande, a principios del Siglo V, decía en cuanto al ayuno cuaresmal que lo importante no era tanto privarse de alimentos como privarse de los vicios», señaló el prelado, e invitó a pensar en los nuevos vicios y adicciones.
«¿Qué cosas, hoy día, nos atrapan excesivamente, nos imponen un ritmo vertiginoso, una rutina que nos hace olvidar de las cosas de Dios, de las cosas trascendentes? ¿Qué elementos debiéramos introducir en la manera de pensar y de vivir como para que nos llamemos la atención a nosotros mismos y nos volvamos a Dios?», preguntó el arzobispo. La evidente respuesta fue dada como una creativa sugerencia cuaresmal: «hoy día se habla de adicción informática, la adicción a la computadora, adicción al teléfono celular».
Mons. Aguer explicó que nuestra dependencia cada vez mayor de las redes sociales y el internet puede convertirse en ese obstáculo que impide ver la realidad y devolver la atención a lo que verdaderamente importa. «¿Cuánta gente, chicos y no solo chicos, viven pendientes del Facebook o del Twitter y están toda la vida en eso y van desarrollando una existencia más virtual que real?», preguntó el arzobispo. «¿Cuántas cosas se les pasan inadvertidas?».
Por este motivo, el arzobispo invitó: «hagamos en esta Cuaresma el ejercicio de reconocer nuestras propias adicciones, aquellos apegos desordenados, excesivos, que van quitándonos la atención a lo esencial, y especialmente a Dios». «Hagamos el esfuerzo de poner allí el ayuno y ayunemos de ellos. Adquiramos una cierta moderación en el uso de tantas cosas que además, son cosas que cuestan; ahorrando allí podríamos aplicarlo a la limosna, es decir al ejercicio de la caridad», concluyó.
Con información de AICA
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