Guayaquil (Jueves, 15-03-2012, Gaudium Press) En una entrevista al canal televisivo CN Plus, el Padre Jurgen Daum pidió a los jóvenes que «mantengan la castidad y no tengan miedo ni se dejen presionar» por la sociedad actual.
Según el sacerdote, incluso en medio de una sociedad «erotizada», los jóvenes pueden y desean vivir la pureza y la castidad.
Al vivir una relación casta en su convivencia de pareja, «lo que los jóvenes ganan muchísimo más, es ese amor puro y verdadero, hermoso, que desean vivir», señaló.
El presbítero explica que los jóvenes tienen anhelos desesperados de amar y ser amados y es eso lo que los hace buscar un socio. Entretanto, muchas veces ese amor es confundido con sexualidad, además, «todos los empujan a una misma dirección, que es la de las relaciones sexuales pre-matrimoniales».
El Padre Daum comentó también que «cuando la mujer se entrega, cree que está dando lo mejor de sí misma a su novio, cree que con eso está construyendo el amor. Pero la mentalidad del hombre es distinta, y si la mujer no sabe cuidar del novio y no sabe decir no a él, en vez de hacer el amor, está deshaciendo el amor».
En la opinión del sacerdote, los jóvenes deben entender «que vale la pena esperar y trabajar por un amor puro. Primero deben entender el valor de la pureza». Y explica que «hay un amor puro y uno que no es puro. Los jóvenes creen que no está mal tener relaciones ‘porque nosotros nos amamos’ y esto es una gran mentira, porque entregarse hace que ese amor que comienza puro se contamine, se degrade».
«La prueba del amor, al contrario, es decir al otro: ‘Yo te voy a cuidar, te voy a respetar, voy a sacrificar mis hormonas, mis pasiones, mis deseos sexuales para esperar porque vale la pena», afirma el padre Daum, que comparó la necesidad de vivir la pureza con la importancia de los frenos en un vehículo: «El ser humano es algo mucho más complejo que un automóvil, pero si no se usa los frenos en ciertas situaciones habrá destrucción de la propia persona, otros saldrán heridos, y esto causará destrucción, daño y dolor a los demás».
El sacerdote concluye invitando a los jóvenes que ya cayeron en la impureza a que se confiesen y vivan la castidad «porque la pureza es dada por Dios».
Con informaciones de ACI.
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