Chile (Lunes, 20-04-2009, Gaudium Press) El domingo pasado se celebró en todo Chile la tradicional fiesta de Cuasimodo; festividad religiosa única llena de elementos folclóricos y de fervor popular, realizada el segundo domingo de pascua. En Santiago la celebración fue presidida por el Arzobispo metropolitano, Cardenal Francisco Javier Errázuriz, quién inició la jornada con la Santa Misa en la parroquia Nuestra Señora de la Merced.
La expresión «Cuasimodo» surgió de las primeras palabras en latín de la oración inicial de la misa del segundo domingo de Pascua, «quasi modo genito infanti», («como recién-nacidos»), de la cita tomada de la primera epístola de San Pedro. Es una fiesta religiosa única en el mundo iniciada a mediados del siglo XIX en las zonas rurales del país.
Nace debido a que en aquel tiempo los sacerdotes asistían a caballo a entregar la comunión a los enfermos que no la habían podido recibir el Domingo de Resurrección. Junto a ellos llevaban el copón con el Santísimo Sacramento, la mayoría de las veces de oro; por tanto se hizo tradición que muchos feligreses acompañaran al sacerdote para evitar algún robo.
En sus inicios, los acompañantes asistían a caballo, pero con el pasar del tiempo se fueron incorporando otros medios de transporte como bicicletas, carretas tiradas, motos, autos y hasta camiones, engalanados que acompañan al sacerdotes en su visita a los enfermos para impartir la Eucaristía y celebrar a Cristo resucitado.
En la ceremonia de este domingo, anterior a la eucaristía fueron llegando desde diversas comunas de la Zona Norte carretas, ciclistas y vehículos, bellamente adornados con arreglos florales y revestidos con los colores de la iglesia. Asimismo se convocaron gran cantidad de huasos; jinetes a caballo quienes lucían su tradicional vestuario.
La Misa contó con la participación de una gran cantidad de fieles, especialmente, con un grupo folclórico que entonó canciones religiosas con ritmos típicos chilenos. Momento especial fue la cueca final bailada ante el Cardenal, que dio inició a la procesión que acompañó al Arzobispo, a su secretario personal, Padre Guillermo Greene y al párroco, Padre Mario Monardes, a repartir la comunión a los enfermos.
En su homilía el Cardenal apreció esta hermosa tradición que lleva más de 150 años realizándose en el País y que es única en el mundo. Asimismo expresó que “acompañar a Cristo es algo tan hermoso, expresión de nuestro amor a Cristo y a los enfermos (…) de alguna manera, el Cuasimodo define lo que nosotros queremos ser, acompañar al Señor; no queremos ser personas que de vez en cuando lo acompañamos”.
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