Ciudad del Vaticano (Martes, 20-03-2012, Gaudium Press) Antes de la recitación del Ángelus, en la mañana del domingo, Benedicto XVI agradeció a los fieles por las oraciones en la ocasión de la fiesta de su nombre que ocurrió ayer en la memoria litúrgica de San José.
Benedicto XVI reafirmó la importancia de «recurrir con regularidad al Sacramento de la Penitencia» |
Durante la reflexión hecha a los fieles presentes en la Plaza San Pedro, el Papa hizo comentarios sobre el significado del cuarto domingo de la Cuaresma.
Es aquel domingo en el cual la liturgia presenta al mundo la Cruz, auge de la misión de Jesús y fuente de su amor y de la salvación. Muestra la verdad preanunciada en el episodio en el desierto, durante el éxodo de Egipto cuando «los judíos fueron atacados por serpientes venenosas y muchos murieron; entonces Dios mandó a Moisés hacer una serpiente de bronce y colocarla sobre una barra: si alguien era mordido por una serpiente, mirando la serpiente de bronce era curado», recordó el Santo Padre.
Jesús es médico para nosotros, Él «viene para curar al enfermo» y al pecado. Pero, resaltó el Santo Padre, «grande también es nuestra responsabilidad» pues, «cada uno, de hecho, debe reconocer que está enfermo para poder ser curado; cada uno de nosotros debe confesar el propio pecado, para que el perdón de Dios, ya concedido en la Cruz, pueda haber efectuado en su corazón y en su vida».
«A veces -afirmó Benedicto XVI- el hombre ama más las tinieblas que la luz, porque es apegado a sus pecados. Pero es solamente abriéndose a la luz, es solamente confesando sinceramente las propias culpas a Dios, que se encuentra la verdadera paz y la verdadera alegría».
Para concluir, el Santo Padre también reafirmó a los millares de fieles la importancia de «recurrir con regularidad al Sacramento de la Penitencia, en particular en la Cuaresma, para recibir el perdón del Señor e intensificar nuestro camino de conversión».
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